 
        El director Paul Urkijo Alijo se ha consolidado como una de las voces más personales del cine de género en el país. Su trayectoria dialoga con la mitología vasca, la iconografía medieval y los relatos de brujería, pero con una sensibilidad contemporánea: personajes femeninos fuertes, crítica a la represión histórica y una puesta en escena de artesanía visual que apuesta por el rodaje en escenarios naturales, criaturas físicas y un detallismo pictórico poco habitual en el panorama.
Tras varios cortos de fantasía, Urkijo debutó en el largo con Errementari: El herrero y el diablo (2017), reinterpretación de un cuento popular vasco sobre un herrero que engaña a un demonio. La película, hablada parcialmente en euskera, llamó la atención por su diseño de producción, maquillaje de criaturas y atmósfera de fábula oscura, y acercó al gran público un bestiario local con códigos universales del fantástico.
El salto de escala llegó con Irati (2022), una aventura épico-mítica ambientada en el siglo VIII que entrelaza el imaginario vasco (Mari, el Basajaun) con la transición del paganismo al cristianismo. Además de su impacto visual, Irati supuso un fenómeno industrial: Filmax la presentó como la película más taquillera en euskera de la historia tras su paso por cines españoles, subrayando el tirón comercial de una propuesta en idioma cooficial y de género fantástico.
En la conversación con medios españoles, Urkijo ha defendido que estos relatos “no son reliquias folklóricas”, sino espejos donde mirar tensiones contemporáneas: identidad, poder y miedo a lo diferente. Irati lo evidencia al convertir la selva, la noche y lo femenino en espacios de libertad frente a un orden que intenta domesticar lo numinoso; su recepción en festivales y su alcance comercial impulsaron, además, el interés internacional por un fantástico hecho desde territorio y tradición.
¿Por qué su cine es relevante ahora? Podemos decir que por demostrar que el terror y la fantasía pueden crecer de lo local a lo universal sin perder textura cultural. Urkijo actualiza mitos con rigor visual y ambición de público, abre puertas a coproducciones y normaliza que un filme en euskera conquiste salas y prensa generalista. Si buscas una puerta de entrada a su universo: empieza por Errementari, sigue con Irati y presta atención a sus nuevos proyectos centrados en brujería e Inquisición, donde su mirada sobre la represión histórica y la sororidad promete seguir incomodando y fascinando. @mundiario
 
         
         
         
        