viernes 31 de octubre de 2025
En El descubridor de leyendas (A Legend, 2024), Jackie Chan vuelve a ponerse bajo la dirección de su colaborador histórico Stanley Tong para protagonizar una aventura que combina acción, fantasía y ciencia ficción.
La historia sigue al profesor Fang, un arqueólogo que descubre un artefacto capaz de conectar el presente con una antigua civilización. Desde allí, la película despliega una odisea entre excavaciones contemporáneas y batallas épicas ambientadas en la dinastía Han, donde Chan alterna entre secuencias de combate y escenas digitales que bordean lo fantástico. El guión, sin embargo, se dilata en exceso: los 129 minutos de metraje apuestan a una épica que no llega a consolidarse, con demasiadas subtramas, giros confusos y un tono irregular que oscila entre la parodia y el melodrama.
En términos de acción, El descubridor de leyendas ofrece algunos destellos del Jackie Chan de antaño, pero sin la energía física ni el riesgo real que definieron su estilo. El actor participa en varias coreografías y secuencias de combate, aunque con apoyo de efectos digitales y rejuvenecimiento por inteligencia artificial, un recurso que resta impacto a lo que alguna vez fue su sello más distintivo: el contacto tangible entre cuerpo, espacio y peligro.
Aun así, ver a Jackie Chan sigue siendo un placer. Su carisma permanece intacto, y su sola presencia basta para sostener el interés en los pasajes más débiles. Hay una mezcla de ternura y melancolía en su figura: la de un artista que insiste en seguir moviéndose, consciente de que su legado pertenece a otra época, pero también de que su público todavía lo espera. En ese sentido, la película funciona como una celebración del mito antes que como una reinvención del género.
Stanley Tong, fiel a su estilo, apuesta por un montaje rápido y efectos exuberantes, aunque sin la frescura ni la precisión que caracterizaron sus colaboraciones noventeras. Lo visual domina sobre lo narrativo, y lo digital sobre lo físico. El resultado es una producción ambiciosa pero desigual, más preocupada por la escala que por la coherencia.
El descubridor de leyendas no es una mala película en términos de entretenimiento, pero sí una obra menor dentro de la filmografía de Chan. Lejos de sus clásicos, encuentra valor en la nostalgia y en el testimonio de un intérprete que no deja de rendir tributo a su propio cuerpo. Jackie Chan no necesita probar nada; su sola presencia recuerda que el cine de acción también puede ser un acto de resistencia emocional.