viernes 31 de octubre de 2025
En Atasco (2024), Rodrigo Sopeña traslada el concepto de un embotellamiento interminable a una estructura coral donde múltiples personajes, atrapados en una autopista madrileña, detienen también su rutina. Durante seis episodios de media hora, el creador explora el humor desde el encierro y la espera, un territorio que remite al desconcierto pospandemia y al deseo de conexión humana en tiempos suspendidos.
El elenco es un muestrario de la comedia televisiva española: José Mota, María León, Toni Acosta, Arturo Valls, Anabel Alonso, Antonio Resines, Jorge Sanz, Edu Soto, Santi Rodríguez y otros nombres emblemáticos. Cada uno protagoniza una mini-historia independiente, lo que convierte la serie en una sucesión de sketches más que en un relato continuo. Sopeña dirige con oficio, pero el formato fragmentado impide que las situaciones desarrollen profundidad dramática o cómica.
La serie alterna malentendidos, slapstick y sátira social, sin consolidar una identidad clara. Hay momentos en los que la comedia funciona —una conversación absurda entre desconocidos, un coche convertido en confesionario improvisado—, pero en general el humor se diluye. El guion elige un tono ligero y seguro, evitando el riesgo o la crítica mordaz que podría haber surgido de una situación tan fértil como un atasco que nadie puede explicar.
Atasco se deja ver con facilidad y se olvida con la misma rapidez. Su mayor mérito es mantener un ritmo fluido gracias al montaje y al timing de los actores, pero el contenido no trasciende. Las tramas se cierran de manera abrupta, los personajes apenas evolucionan y la promesa inicial se disuelve en una comedia amable pero sin filo. Sopeña logra una serie entretenida, funcional para el consumo rápido, pero sin la audacia que el punto de partida insinuaba.