«Bad Boys for Life», estrenada en 2020, marcó el regreso a la gran pantalla de la icónica dupla policial Mike Lowrey (Will Smith) y Marcus Burnett (Martin Lawrence), 17 años después de su última aventura en Dos policías rebeldes II. La película, dirigida por los realizadores belgas Adil El Arbi y Bilall Fallah, no solo fue un éxito rotundo de taquilla sino que también logró una recepción crítica mucho más positiva que su predecesora.
La clave de su éxito reside, como en las entregas anteriores, en la química inigualable entre Smith y Lawrence. Sin embargo, esta secuela hace algo diferente: se toma el tiempo de reflexionar sobre el paso del tiempo, el retiro y la mortalidad de sus protagonistas, elementos que se habían evitado en la saga.
Humor, madurez y el equipo AMMO
La película comienza con un conflicto central: mientras el inmaduro Mike Lowrey se niega a envejecer y sigue siendo el soltero de alta velocidad, Marcus Burnett está decidido a retirarse para dedicarse a su familia y a una vida sin violencia, llegando a hacer un juramento a Dios. Este contraste genera una serie de chistes «geriátricos» sobre su edad que fundamentan su vínculo y humanizan a los personajes más que nunca.
La acción se desencadena cuando Mike sufre un atentado por un asesino misterioso, obligando a Marcus a romper su promesa y a unirse a la caza. Para ello, se ven obligados a trabajar con un nuevo y joven equipo de tecnología y tácticas avanzadas llamado AMMO, liderado por Rita (Paola Núñez). La incorporación de este equipo más joven permite al filme contrastar los métodos «de la vieja escuela» de los Bad Boys con las tácticas modernas, sin que los recién llegados se sientan meros adornos.
Cambio de dirección sin perder la esencia Bay
Un punto crucial de esta entrega fue la ausencia del director original, Michael Bay, conocido por su estilo grandilocuente y saturado de explosiones. Los nuevos directores, Adil y Bilall, lograron replicar la estética visual frenética y espectacular de Bay, pero con una narrativa más enfocada y coherente.
La trama incorpora un giro argumental sorprendente al conectar el pasado de Mike con el asesino, Armando Armas (Jacob Scipio), que añade una capa de drama y venganza personal. Aunque la crítica señaló que el giro puede ser un poco inverosímil, la película mantiene un ritmo vertiginoso y entrega la dosis de humor y acción que los fanáticos esperaban.
En definitiva, «Bad Boys for Life» demostró que la saga tenía la capacidad de evolucionar y resonar con una nueva generación, manteniendo intacta la amistad a prueba de balas y el leitmotiv musical que la define. Es una digna adición a la franquicia y el mejor éxito de taquilla de la saga hasta la fecha.