Fernando Franco está acostumbrado a las buenas críticas — alguna mala hay, como en todo —, pero, en general, el director sevillano ha cosechado halagos con sus trabajos cinematográficos. No solo en la dirección — ganó el Goya a mejor director novel con La herida (2013) —: como montador ha sido nominado a los premios Goya en siete ocasiones, y como productor — tiene su propia productora, Ferdydurke Films — también cuenta con una nominación por el corto de animación El cambio de rueda.
Subsuelo, su último largometraje, presentado en la Seminci, es desasosegante. Mantiene un pulso con el espectador que, a veces, dura demasiado.
La película adapta la novela homónima del escritor argentino Marcelo Luján. “Llevaba tiempo queriendo hacer una película de género, y encontré en el libro una complejidad en el tratamiento del tiempo que me interesaba mucho. Hay diferencias notorias entre el material, pero, fundamentalmente, el germen fueron las ganas de abordar la novela como un thriller y tratar este tema tan intenso”, explicó Fernando Franco en la rueda de prensa posterior al estreno.
Subsuelo merece la pena porque no se suele tener la oportunidad de ver algo tan bien construido — se nota su labor de montajista —, aunque por momentos la tensión se estira hasta el agotamiento.
Los seguidores de Franco encontrarán diferencias con sus trabajos anteriores. Lo primero es que aquí estamos ante un thriller. Lo segundo lo explica el propio director: “Mi manera recurrente de grabar ha sido el uso de planos secuencia y cámara al hombro. Pero ahora quería distanciarme de eso y acceder a una forma un poco más sofisticada, con steadycam y una mayor planificación. El rodaje ha sido un aprendizaje continuo”.
La película narra, en clave de thriller, el extraño vínculo entre dos hermanos — interpretados por Julia Martínez y Diego Garisa — que, tras un accidente, ven cómo su relación cambia para siempre, empañada por la culpa. Es una historia sobre los secretos, la manipulación y el deseo contenido, pero también sobre la madurez y la venganza como única vía de escape para salir de una situación asfixiante. Todo ello narrado desde varias perspectivas que se entrelazan a través de las miradas de los personajes.
Subsuelo es un puzle cuya complejidad reside en que no sabemos qué imagen nos mostrará ese puzle. A veces nos sentiremos frustrados porque queremos ver el resultado final de todas esas piezas que encajamos poco a poco — muy poco a poco —, y parece que no llega. Nuestro vaso de paciencia está a punto de rebosar. Fernando Franco está jugando con nosotros, sí: a un juego retorcido. Pero merecerá la pena, porque no se suele tener la oportunidad de ver algo tan bien construido — se nota su labor de montajista —, aunque por momentos la tensión se estira hasta el agotamiento. @opinionadas