Good Boy es la película más interesante de terror del año. Este esperado estreno se enfoca en un perro que se muda junto a su dueño a una cabaña abandonada en el bosque, donde cosas extrañas empiezan a ocurrir, aunque el perro es el único que se da cuenta de que lo que acecha entre las sombras.
Es curioso como en dos años hemos tenido tanto ingenio en el terror, la perspectiva del fantasma y ahora la de un perro; y eso es lo que la dirección de Ben Leonberg resalta, procurando que al dueño de Indy casi no se le vea el rostro para enfatizar que el protagonista es el perro.
Es una historia llena de clichés del terror: la casa embrujada, videocasetes de la última persona que vivió ahí, y el progresivo acecho de una entidad paranormal; aunque juega de manera inteligente con las luces y sombras, además una fotografía muy singular para conseguir un par de sobresaltos en una historia que destaca por su ingenio aunque no por su trasfondo.
Lo de nominar a Indy al Oscar parece una exageración, porque aunque el perrito hace maravillas en la película, uno es consciente de que para él esa es su realidad, lo que pone a pensar si no quedará con pesadillas luego de varias cosas que vive en la película.
Con esto dicho te podemos decir que Good Boy es una película que vale la pena aún cuando no da terror en sí, pero logra mantenerte entretenido en la hora y 13 minutos que dura; lo que le gana el sello de recomendación de nuestro Jefe de Información y 4 charolas de nacho con queso extra. @mundiario