sábado 25 de octubre de 2025
En Hotel Costiera (2025), Jesse Williams interpreta a Daniel De Luca, un ex marine estadounidense de raíces italianas que regresa a su país natal para trabajar como “fixer” en un hotel de lujo en la costa de Positano. Su labor consiste en resolver los problemas de los huéspedes, desde desapariciones y chantajes hasta incidentes menores que rozan lo absurdo. Paralelamente, Daniel busca a Alice, la hija del dueño del hotel, desaparecida desde hace unas semanas, en una trama que combina acción, comedia y misterio.
Basada en una idea de Luca Bernabei, la serie propone una lectura del hotel como microcosmos social, donde confluyen clases, nacionalidades y valores en permanente fricción. En ese sentido, comparte punto de partida con The White Lotus, aunque los enfoques divergen: mientras la obra de Mike White expone con ironía el privilegio y la hipocresía de sus personajes, Hotel Costiera se inclina por un entretenimiento más liviano y convencional.
Compuesta por seis episodios, adopta la estructura del procedural clásico, en la que cada capítulo presenta un caso distinto. Este formato sostiene el ritmo, pero limita el desarrollo de personajes y la coherencia emocional del conjunto. La dirección de Adam Bernstein (Fargo, Breaking Bad) y Giacomo Martelli privilegia la acción y el dinamismo visual, en contraste con la introspección de The White Lotus, donde el conflicto se manifiesta en gestos y silencios.
Filmada íntegramente en Italia y hablada en inglés, la serie funciona también como postal turística de la costa amalfitana. El paisaje, la luz y la diversidad humana del entorno —aristócratas, delincuentes, turistas, empleados— conforman un mosaico que refuerza el tono ligero del relato más que su densidad dramática.
Aunque Jesse Williams aporta carisma y solidez a su personaje, Hotel Costiera prioriza la eficacia del espectáculo sobre la complejidad narrativa. Los giros son funcionales, el humor atenúa el suspenso y el resultado es una ficción visualmente atractiva pero sin mayores riesgos, pensada más para acompañar que para interpelar.