▲ Escena de la obra Drácula que se presenta los viernes en Un Teatro. n Foto cortesía de la producciónFoto cortesía de la producción
Ana Mónica Rodríguez
Periódico La Jornada
Viernes 24 de octubre de 2025, p. 8
Una “inmersión profunda en las tinieblas del ser humano” es lo que representa Drácula, cuya adaptación dancístico teatral “en su forma más pura y visceral” navega entre los límites del horror, el sufrimiento, el erotismo y la fascinación.
La adaptación del clásico de Bram Stoker, dirigida por Jessica Sandoval, en temporada en Un Teatro, con funciones cada viernes, “trasciende el terror clásico y explora lo más profundo del alma humana, la razón, lo sobrenatural y los deseos ocultos”.
Sobre la propuesta de terror estrenada en 2021, Sandoval explicó: “los artistas escénicos no interpretan, sino que habitan el personaje, haciendo que cada gesto, cada mirada, narre la eterna batalla entre lo monstruoso y lo humano, el horror y el placer, lo repulsivo y lo erótico”.
En el conde Drácula, la directora redescubrió el mito desde Vlad Țepeș, el Empalador, hasta el vampiro de Stoker, espejo oscuro de una época que temía tanto al deseo como a la muerte; entre toda la información que encontré había unas líneas que decían que algunas personas tomaban esta novela como la primera feminista, porque la mordida de Drácula significaba el sí de las mujeres al despertar de su sexualidad y como símbolo de aceptación del placer”.
Se decía entonces que “las mujeres deseaban al vampiro en su alcoba, dispuestas a morir extasiadas. En ese gesto de morder, de tomar y ser tomado –entre la repulsión y el erotismo– se encuentra el pulso vital que aún nos habita: el deseo de sentir más allá del miedo, de las normas. Entonces, Drácula no es sólo una criatura nocturna e inmortal, es el eco de lo que reprimimos, la metáfora del deseo que se rehúsa a ser silenciado”.
El espectáculo, muy visual, recurre a la tecnología multimedia, “es inmersivo, pero se enfoca en el cuerpo, pero con textos que me permiten no tener una narrativa lineal, relatada con movimientos corporales, que llevan del horror a la fascinación, en esa barrera tan frágil que transita por los recovecos más oscuros de la sique”.
Además, los artistas deambulan entre los asistentes. “De pronto alguien puede sentir la mirada de uno de los personajes a menos de 30 centímetros”.
Diego Martínez y Adrián Román (alternando funciones) dan vida al conde Drácula con una intensidad que sacude las fibras más íntimas del espectador, mientras Clarissa Nuñez, en el rol de Mina Harker, encarna la lucha entre la virtud y la tentación con una delicadeza conmovedora. Rosa Villanueva, como Lucy Westenra, deslumbra con su vulnerabilidad transformada en ferocidad y Genny Galeano aporta un Van Helsing sabio y atormentado, una figura femenina que teje una red de erotismo y horror. Además, Antonio Soria como Harker y Alberto González completan el elenco, con producción general de Daniela Sandoval en Un Teatro.
Jessica Sandoval puntualizó: “el montaje está enfocado al cuerpo, así como los ejes del erotismo y el horror; me apego a la frase coloquial de que el cuerpo no miente. Tomo la danza como acción y ésta última es el elemento principal del teatro. Es decir, los actores no hacen como que son otras personas, sino que habitan en ellos la sensualidad, el horror, la muerte, en donde se entrelazan a las imágenes y el multimedia”.
Producida por Realizando Ideas y Artes Vivas Interdisciplinarias, esta obra no es un espectáculo de sustos efímeros, que invita al público a cuestionar sus propios miedos, sino que “a lo largo de 60 minutos de duración, cada representación transforma el escenario en un abismo de seducción y peligro para capturar a la audiencia que busca algo más que entretenimiento: una revelación”, subrayó Sandoval.
En Drácula, dijo la directora, “existe una lucha con lo oculto de la razón, lo sobrenatural y los deseos que acechan en la oscuridad. El escenario se convierte en un laberinto sensorial: nieblas envolventes, luces que parpadean como pulsos agonizantes y un sonido que susurra promesas eternas.
“El público está dispuesto en cada uno de los espacios en todo el escenario; son los bailarines quienes se van moviendo y el espectador voltea o mira lo que decide ver”, agregó.
Drácula se presenta los viernes a las 20:30 horas y tendrá funciones especiales el primero y 2 de noviembre en Un Teatro, en avenida Nuevo León 46, colonia Condesa. “Además, este espacio siempre lo convertimos en una locación especial de Día de Muertos; habrá ofrenda y ciertos elementos que nos ayudan a que el público se adentre, desde que llega, en el magnetismo de lo eterno”.