viernes 24 de octubre de 2025
Hay franquicias que, con el paso del tiempo, terminan transformándose en parodias involuntarias de sí mismas. V/H/S, por suerte, nunca cayó del todo en esa trampa. A pesar de sus altibajos, de los picos y valles narrativos propios del formato antológico, la saga siempre encontró la forma de reinventarse sin traicionar su identidad: found footage salvaje, espíritu experimental, directores con voz propia y una mezcla de sadismo, humor negro y creatividad que la volvió un fenómeno dentro del terror contemporáneo.
No es menor decir que V/H/S Halloween (2025) arranca con una de las piezas más perturbadoras y memorables de toda la franquicia. Esa primera historia, de la que conviene saber lo menos posible antes de verla, es una pequeña bomba: inquietante desde lo atmosférico, impredecible en su progresión y brutal en su desenlace. Su tono áspero, casi enfermizo, recuerda al shock value de los inicios de la saga, pero con una sofisticación mayor en el uso del lenguaje audiovisual. El resultado es simple: una historia corta que no sólo justifica por sí sola la existencia de esta secuela, sino que además eleva el estándar para todo lo que sigue.
Lo que viene después no logra sostener ese nivel de intensidad. El film entra en un terreno más irregular, donde conviven relatos genuinamente creativos con otros que se sienten un tanto forzados o que repiten fórmulas ya vistas.
La participación de Paco Plaza es uno de los atractivos principales. El director de REC (2007) aporta su sello característico. Su segmento destaca por la precisión técnica a la cual nos tiene acostumbrados y por cómo logra hacer que el found footage parezca espontáneo sin perder el control formal. Hay un eco de [REC], esa sensación de que algo real y profundamente peligroso está ocurriendo frente a la cámara.
La película se mantiene fiel al espíritu “casero” de la saga, pero con un refinamiento evidente. El uso del grain, la textura digital y la inestabilidad de cámara están pensados con mucha precisión para reforzar la sensación de autenticidad.
A más de una década de su debut, cuando el found footage parecía un recurso agotado, esta franquicia sigue encontrando maneras de reinventarlo. Aunque no todos sus segmentos estén a la altura de la original, el conjunto ofrece un promedio más que sólido: entretenimiento efectivo, momentos genuinamente perturbadores y la dosis justa de locura audiovisual.