
jueves 23 de octubre de 2025
Entre 1968 y 1985, Italia fue escenario de una serie de homicidios dobles en las afueras de Florencia. Las víctimas eran parejas jóvenes que buscaban intimidad en sus autos y fueron atacadas con una pistola Beretta calibre .22, seguidas de mutilaciones rituales. El patrón se repitió durante diecisiete años, dejando ocho escenas idénticas y una sociedad paralizada por el miedo. La investigación marcó el inicio de la primera caza de un asesino serial en la historia del país.
La miniserie de cuatro episodios dirigida por Stefano Sollima (Adagio, Suburra) retoma este caso real y lo transforma en una ficción true crime que explora el contexto social y mediático que rodeó a los crímenes. Lejos de centrarse en la identidad del asesino, El monstruo de Florencia (Il Mostro, 2025) indaga en el entorno que lo engendró, en las consecuencias del miedo y en las interpretaciones que se construyeron alrededor del horror.
Sollima opta por una estructura fragmentada y no lineal, donde los hechos se reconstruyen desde distintas miradas policiales y judiciales. El espectador es arrastrado al mismo desconcierto que dominó la investigación: un laberinto de sospechas, errores y teorías cruzadas. El relato combina recreaciones ficcionales, documentos de archivo y testimonios dramatizados, componiendo una narración que oscila entre el thriller judicial y la crónica de época.
El mayor mérito de la serie radica en convertir el caso en un espejo de la obsesión colectiva por la verdad. Cada teoría, cada detención y cada fallo del sistema judicial reflejan la imposibilidad de aceptar la incertidumbre. En ese sentido, el “monstruo” del título deja de ser una figura concreta para transformarse en una condición social compartida: el miedo, la necesidad de culpables y la mirada mediática que convierte el dolor en espectáculo.
Sollima asume esa ambigüedad y la convierte en el núcleo de su relato: una reflexión sobre los límites de la justicia y la verdad, sobre cómo la falta de certezas puede transformarse en otra forma de violencia simbólica.