
A finales de los años 50, cuando España vivía bajo la férrea censura del franquismo, llegó a las salas una película que se vendió como un “cuento de hadas aleccionador” y que, en realidad, constituyó una audaz apuesta por el género del suspense y lo psicológico. Esa cinta es El cebo, dirigida en 1958 por Ladislao Vajda, basada en la novela del suizo Friedrich Dürrenmatt y rodada como coproducción hispano-alemana-suiza.
La sinopsis arranca con el hallazgo del cadáver de una niña en un bosque suizo. El comisario Matthäi, a punto de retirarse, decide reabrir el caso ante la sospecha de que el detenido —un vendedor ambulante— era inocente. Para atraparlo, diseña un plan arriesgado: convertir a una niña en “cebo” para provocar el encuentro con el verdadero asesino.
El film fue presentado en España de forma explícita por sus productores como una advertencia para los niños sobre “el peligro de los extraños”, lo que escondía su verdadero objetivo: crear una película de género internacional con aspiraciones más allá del cine franquista rutinario. Así lo apunta el crítico Alejandro G. Calvo, quien la considera una de las primeras películas de suspense modernas del cine español.
Rodada en Suiza, con atmósferas que recuerdan al expresionismo alemán y al cine de Fritz Lang, El cebo supuso un punto de inflexión para la industria española: demostró que se podía alejarse del costumbrismo y producir cine con nivel internacional.
Aunque no es frecuente que lo recordemos así, la película cuenta con elementos simbólicos del cuento tradicional: bosques oscuros, niñas que juegan, figuras adultas que manipulan, objetos infantiles que ocultan terror. Uno de esos analistas apunta que “para una mente infantil, una trufa se convierte en un erizo… los trazos de un dibujo configuran la cabeza de una cabra”.
La crítica ha valorado su ambición y singularidad. Se considera una de las obras más maduras y oscuras de Vajda, una coproducción que no presentaba a priori los ingredientes más alentadores para llevar a buen puerto la historia del psicópata asesino de niñas, y sin embargo la consecución es estimulante.
Hoy, El cebo puede verse en plataformas de cine clásico como FlixOlé. Su legado permanece: un thriller español que esquivó la censura, que introdujo la pesadilla en la pantalla doméstica y que abrió la puerta al público español hacia Europa, al mostrar que el género y el suspense también tenían cabida en nuestro cine.
Es prudente decir que El cebo no solo es una historia de terror y manipulación sino un pedazo de la historia del cine europeo: un relato que evidencia cómo el miedo y la inteligencia pueden convivir bajo la mirada de la censura. @mundiario