
Jaume Pomé, persona sorda y amante del cine, lo resumió con claridad en un texto publicada en el diario La Vanguardia: “Los subtítulos no son un capricho ni un extra: son una herramienta básica de accesibilidad. Sin ellos, las personas no oyentes quedamos expulsadas de la cultura”. En España hay cerca de 1,2 millones de personas con discapacidad auditiva, según datos de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), y la mayoría se encuentra en Andalucía, Catalunya y Madrid.
Sin embargo, para quienes no oyen, asistir al cine sigue siendo un lujo. Pomé denuncia que ninguna gran cadena proyecta regularmente películas españolas o catalanas con subtítulos especiales para personas sordas. La mayoría de sesiones subtituladas son de filmes extranjeros en versión original, lo que deja fuera al cine nacional.
Desde 2020, una Orden Ministerial del Ministerio de Cultura exige que todas las producciones que reciban ayudas públicas incorporen subtitulado y audiodescripción. Pero en la práctica, esas versiones rara vez llegan a las salas comerciales. “El material se hace, pero son los cines los que deciden qué proyectar”, explicó Marcos Colorado, de la productora Avalon.
En Catalunya, asociaciones como la Federación de Personas Sordas (FESOCA) han denunciado que incluso las películas rodadas en catalán se subtitulan solo al castellano, impidiendo que el público sordo pueda disfrutarlas en su lengua. Su presidente, Albert R. Casellas, insiste en que “la accesibilidad no debe ser una excepción ni una campaña puntual, sino una práctica habitual del sector”.
Algunos festivales como el Inclús de Barcelona o la Muestra de Cine Sordo de Huelva proyectan películas accesibles, pero son iniciativas aisladas. Mientras tanto, plataformas de streaming y canales públicos han avanzado más rápido que las salas tradicionales. RTVE, por ejemplo, ofrece contenidos con subtítulos e incluso intérprete de lengua de signos en algunas emisiones, aunque de forma limitada.
Pomé resume el sentir de muchos espectadores: “No queremos ver solo películas sobre la discapacidad, queremos reír, emocionarnos o pasar miedo como cualquiera. Lo único que pedimos es poder escuchar con los ojos lo que otros escuchan con los oídos”. @mundiario