
▲ Mural promocional de Taylor Swift en Varsovia, Polonia.Foto Afp
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 21 de octubre de 2025, p. 9
Han pasado sólo dos semanas desde el lanzamiento de The Life of a Showgirl, el álbum 12 de Taylor Swift, y ya circulan más de 30 versiones alternativas. Desde ediciones limitadas con portadas exclusivas hasta versiones acústicas de los temas más populares, todo indica que la cantante está decidida a llevar este álbum al éxito absoluto.
Swift ha comenzado a lanzar versiones “alternativas” de algunas de las canciones favoritas del público, lo que sugiere una estrategia clara para mantener el interés y la conversación en torno al álbum.
Sin embargo, la estrategia no ha estado exenta de críticas. Algunos fans sostienen que el capitalismo ha pasado a ocupar el centro de su propuesta, desplazando a la música.
“¿Otra ‘versión especial’ disponible sólo por 24 horas? Esto no es nostalgia ni arte, es una táctica comercial deliberada. A estas alturas, los lanzamientos de Taylor parecen más movimientos bursátiles que música”, comentó una persona tras el anuncio de The Life of a Showgirl (DELUXE Alone In My Tower Acoustic Version).
Otra opinó: “Me gusta Taylor Swift, pero nadie necesita 12 portadas diferentes para un mismo álbum. Ya sé que nadie te obliga a comprarlas, pero alguna niña pequeña está obligando a sus padres a hacerlo. Si cualquier otro artista hiciera esto, ya lo estarían destrozando”.
Una tercera persona fue aún más dura: “Cada vez que creo que dejó de exprimir las mismas canciones, aparece con otro ‘CD limitado’. ¿Reina del marketing o víctima de su propia fórmula? Imaginen lanzar cuatro versiones del mismo tema y llamarlo ‘arte’. El capitalismo nunca sonó tan acústico”.
Una cuarta fan comentó: “Te quiero, pero esto ya es demasiado. La gente no tiene dinero ahora mismo para comprarte el álbum una y otra vez, aunque igual lo harán. ¿Por qué no mejor regalas descargas a quienes ya lo compraron?”
Hay un argumento que juega a favor de Swift: si fuera hombre, su estrategia –tildada de “calculadora”– probablemente se vería como “inteligente”. Y no es la única que la ha usado, pero al tratarse de alguien con una base de fans mayoritariamente joven –y, por tanto, más influenciable–, y que además ya tiene el estatus de multimillonaria, surge una pregunta legítima: ¿dónde se traza el límite?