
martes 21 de octubre de 2025
La tercera temporada de la serie antológica Monstruo, titulada Monstruo: La historia de Ed Gein (Monster: The Ed Gein Story, 2025), está ambientada en la década de 1950 en Plainfield, Wisconsin. Allí se reconstruye la vida de Edward Theodore Gein, conocido como el Carnicero o el Necrófago de Plainfield, un hombre aislado que vive junto a su dominante madre (Laurie Metcalf) en una granja en ruinas.
Ya sin Ryan Murphy en la dirección y con Ian Brennan como realizador y guionista, la serie narra los hechos detrás de los asesinatos y la profanación de tumbas con las que Gein confeccionaba objetos a partir de restos humanos. Sin embargo, más que una biografía rigurosa, la propuesta se inclina por una visión fantasiosa y truculenta, privilegiando al personaje mitificado por la cultura popular, cuyas atrocidades inspiraron a figuras icónicas del cine de terror como Norman Bates, Leatherface y Buffalo Bill.
Uno de los momentos más destacados —y también más polémicos— aparece en el segundo episodio, cuando Alfred Hitchcock y Anthony Perkins se cruzan con la figura de Gein en una secuencia metacinematográfica que anticipa lo que luego sería Psicosis (1960). Ese guiño es, curiosamente, el punto más sólido de la temporada, aunque termina aislado dentro de un relato que no logra cohesionar sus múltiples ambiciones narrativas. También se incluyen referencias a El silencio de los inocentes (The Silence of the Lambs, 1991) y La masacre de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974), lo que refuerza la idea de que la serie prefiere funcionar como mosaico de influencias antes que como retrato psicológico.
En cuanto a las actuaciones, Charlie Hunnam interpreta a Ed Gein con entrega y convicción, pero sin los matices necesarios para componer un personaje realmente inquietante. Su versión del asesino resulta más patética que aterradora, generando compasión en lugar de temor. Esta ambigüedad emocional divide opiniones: mientras algunos celebran su intento por humanizar al monstruo, otros lo consideran demasiado contenido para un rol que exige mayor oscuridad y descontrol.
Monstruo: La historia de Ed Gein termina siendo una oportunidad desperdiciada. En lugar de ofrecer una exploración profunda y sobria sobre uno de los criminales más perturbadores del siglo XX, apuesta por una mezcla de sensacionalismo y ficción estilizada que se aleja tanto del rigor biográfico como del verdadero horror psicológico.