
martes 21 de octubre de 2025
Desde sus primeras escenas, El padre del año (Goodrich, 2025) se construye como un drama con toques de comedia, una especie de coming of age tardío donde el crecimiento no le pertenece a un adolescente, sino a un hombre adulto que nunca aprendió del todo a ser padre.
Cuando Andy Goodrich (Michael Keaton) se entera de que su esposa ingresará inesperadamente en rehabilitación, se ve obligado a hacerse cargo de sus dos hijos pequeños. En medio de esa crisis, busca apoyo en Grace (Mila Kunis), su hija del primer matrimonio, con quien mantiene una relación distante y frágil. A partir de ese reencuentro, Andy emprende un proceso de transformación personal: aprende a ser un mejor padre para sus hijos menores y, al mismo tiempo, intenta reparar el vínculo roto con Grace.
Andy Goodrich es un protagonista imperfecto, un hombre absorbido por el trabajo y el dinero que, ante la adversidad, se ve obligado a replantear sus prioridades. A lo largo del film, el personaje atraviesa un viaje emocional que lo lleva a redescubrir el sentido de la familia y el valor de la conexión humana.
Aunque el guion introduce momentos de humor para aliviar la carga dramática, la tristeza subyacente del relato nunca desaparece. Esa melancolía se filtra especialmente a través de Grace, quien carga con las heridas de una infancia marcada por la ausencia de su padre. Su necesidad de afecto y reconocimiento se confronta con la frustración de ver cómo Andy ahora vuelca toda su atención en sus hijos más pequeños.
La película aborda, en esencia, los vínculos familiares y la paternidad desde la perspectiva de un hombre narcisista y emocionalmente ausente. Sin embargo, en medio de la angustia, El padre del año conserva un espíritu esperanzador. Hay en su tono un equilibrio entre el drama y la comedia que convierte a la historia en una feel good movie con corazón, capaz de transmitir que a veces es necesario detenerse, mirar hacia adentro y corregir los propios errores para poder crecer.
Meyers-Shyer marca con precisión el tono de cada acto: un comienzo tragicómico, un desarrollo introspectivo y un tercer acto profundamente emocional, donde Grace finalmente expresa su desesperación por ser vista y comprendida.
El padre del año es una película poderosa, con reflexiones sinceras sobre la familia y el desarrollo personal. Las actuaciones de Keaton y Kunis sostienen el peso emocional del film: él brilla con su naturalidad al transitar entre el drama y la comedia, mientras que ella entrega una interpretación desgarradora, capaz de transmitir la vulnerabilidad y el anhelo de amor paterno de su personaje.