
El archivo como refugio: Archivo Madre, de Santiago Loza
En Archivo Madre (Vinilo), Santiago Loza aborda el duelo desde la escritura. El texto avanza como un cuaderno que intenta reconstruir la figura materna —esa “Madre” escrita en mayúscula, sin nombre propio— a través de fragmentos, evocaciones y silencios.
Narrador, cineasta y dramaturgo, Loza articula una voz que fluctúa entre la memoria y la pérdida. El libro se estructura como una sucesión de notas que no cierran el sentido, acompañadas por las ilustraciones de Júlia Barata, que refuerzan su tono íntimo.
El autor retoma una idea de Marguerite Duras: “no hay un personaje más misterioso que la madre”. Desde ese punto, el texto se convierte en una exploración del vínculo materno como matriz simbólica, especialmente en las identidades disidentes, donde la figura materna opera como un territorio de contradicciones.
“Soy un hombre que se vuelve viejo mencionando a una Madre que no se hizo anciana. Digo Madre y se parte la tierra”, escribe Loza, trazando el contorno de un duelo que se rehace en la escritura.
Entre la memoria y la lucidez: Calma el fuego, de María Inés Bedia
En Calma el fuego (Factotum), María Inés Bedia propone un viaje hacia los orígenes familiares. Una hija busca los cuadernos de su padre, escritos durante su internación en un hospital psiquiátrico. Ese recorrido se transforma en una indagación sobre la herencia, el silencio y la comprensión.
El texto se mueve entre la narrativa íntima y la reflexión sobre el acto de narrar. Como señala Juan Diego Incardona, la novela convierte la memoria en literatura: la protagonista escribe para entender lo vivido y, al hacerlo, redefine su identidad.
La autora logra que la escritura funcione como un espacio de reparación, donde recordar se vuelve una forma de ordenar el caos del pasado. “La escritura del yo —se lee entre líneas— no es recopilación, sino búsqueda activa”.
La literatura ante la máquina: Soy la peste, de Ariel Magnus
En Soy la peste (Interzona), Ariel Magnus traslada la noción clásica de la peste al presente digital. La enfermedad, ahora, se llama inteligencia artificial. Con humor y experimentación, el autor imagina un diálogo entre Goethe, Hofmannsthal y una voz no humana que reclama su lugar como narradora.
El libro funciona como un experimento sobre los límites de la autoría. ¿Qué ocurre cuando una máquina puede escribir, citar y crear con aparente autonomía? Magnus no responde, sino que plantea el contagio como metáfora: la IA infecta la tradición literaria y la empuja hacia su reinvención.
El lector asiste a un duelo simbólico entre la palabra clásica y la palabra artificial, entre el escritor y su doble algorítmico. Una lectura que actualiza la pregunta sobre qué significa, hoy, escribir desde lo humano.
Escuchar el color: El color en la música, de Margarita Fernández
En El color en la música (Luz Fernández Ediciones), la pianista y ensayista Margarita Fernández se adentra en el vínculo entre sonido y percepción. Partiendo de la pieza Farben de Arnold Schönberg, la autora explora cómo la música puede pensarse como un fenómeno que une lo visible y lo audible.
El ensayo cruza la reflexión estética con referencias literarias —como el cuento La metamúsica de Leopoldo Lugones— para interrogar el modo en que el arte traduce sensaciones. El libro no busca respuestas, sino abrir una pregunta sobre la posibilidad de “ver” el sonido y “escuchar” el color.
Los cuatro libros —de Loza, Bedia, Magnus y Fernández— trazan un mapa donde la memoria, el lenguaje y la creación se entrelazan. Desde distintas disciplinas y registros, cada autor propone una forma de habitar la ausencia y transformar la experiencia en arte.
Más que relatos sobre el pasado, estas obras son ejercicios de escucha: del cuerpo, de la palabra y del silencio que persiste entre ambos.