
domingo 19 de octubre de 2025
En Intimidad de lo común, Silvio Lang vuelve a situar el cuerpo como territorio político, espacio de tensión y experiencia colectiva. Su nueva creación se concibe como un campo de percepción donde lo íntimo se abre al contagio de lo común.
Lang propone un teatro sin representación, una práctica de lo sensible donde el movimiento se convierte en pensamiento. Los cuerpos —desnudos, transpirados, en contacto o suspendidos sobre el público— no buscan provocar, sino desarmar la distancia entre quien mira y quien es mirado. La piel, la respiración y el roce se vuelven materiales escénicos. Cada intérprete explora los límites del propio cuerpo y del ajeno. No hay personajes ni ficciones: hay presencias que se transforman en el encuentro.
La puesta habita un territorio liminar entre lo ritual y lo cotidiano: cuerpos abrazados sobre colchonetas, torsos en tensión bajo una luz que resalta el esfuerzo, movimientos que desbordan el escenario e irrumpen en la platea. En una de las escenas, un intérprete avanza entre los espectadores con la misma intensidad con la que otro se repliega en silencio sobre el suelo. Esa convivencia entre exposición y vulnerabilidad sintetiza la búsqueda de Lang: hacer visible lo que suele permanecer velado en lo social, los gestos mínimos de una comunidad que se rehace en el contacto.
El elenco —Alan Borsini, Flor Sánchez Elia, Jaguar Dorado, Javier Olivera, Julia Hadida, Julián Dubié, Nehuén Zapata, Quillén Mut y Rodolfo Opazo— actúa como un organismo expandido. La performance sonora de Valentín Piñeyro, junto a las voces grabadas de María Landeta y Marie Bardet, crea un paisaje acústico que acompaña y tensiona.
La obra surge de una investigación iniciada en 2021, en diálogo con el pensamiento de Gilbert Simondon y el texto “Una filosofía de lo transindividual” de Muriel Combes, donde lo individual se concibe como un proceso en relación permanente con los otros. Lang traduce esa noción en materia escénica: cuerpos atravesados por otros cuerpos, emociones que exceden al sujeto y se expanden en lo colectivo.
El proyecto se desarrolla dentro de Paraíso Club, una comunidad artística que subvierte el modelo tradicional de producción cultural. A través de una membresía mensual, su público financia, acompaña y participa en la creación de cada obra. Esa forma de hacer teatro encuentra en Lang un interlocutor natural: su obra no representa el vínculo entre cuerpos, lo produce en tiempo real.
Con más de tres décadas de trayectoria, Lang continúa explorando los bordes entre arte, política y deseo. En Intimidad de lo común, su práctica alcanza una síntesis precisa:: la escena como laboratorio de lo sensible, donde el espectador deja de mirar para empezar a sentir, y la intimidad deja de ser refugio individual para volverse territorio compartido.