
▲ Fotogramas de la película Juana, de Daniel Giménez Cacho
Jorge Caballero
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 17 de octubre de 2025, p. 7
Morelia, Mich., Con varios temas que atraviesan a la sociedad mexicana: corrupción política, abuso infantil junto a la complicidad parental, trastornos sicológicos, vejez y lo riesgoso de ejercer el periodismo en el país, Daniel Giménez Cacho presentó ayer en el 23 Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) su largometraje Juana.
“El primer impulso para rodar esta película fue el compromiso que tienen periodistas por mostrar la verdad al grado de poner en riesgo su propia vida”, dijo a La Jornada el director al cerrar la competencia oficial del certamen michoacano, que resultó ser una de las mejores contiendas de la historia del FICM.
Juana, de 45 años, es una periodista solitaria que lidia con su monótona existencia visitando a su madre al asilo, trabajando en el periódico Siglo XXI y medicándose diariamente para tratar sus ataques de pánico. Durante más de una década, Juana ha dominado el arte de enterrar sus traumas, hasta que un nombre la trae de vuelta: Pedro Núñez, un político corrupto cuya hija está a punto de casarse, y Juana debe conseguir información para escribir al respecto. Núñez es el principal sospechoso de los asesinatos de Armando, antiguo novio de Juana, y Joaquín, su colega, mientras los tres trabajaban en una investigación sobre una red de pornografía infantil que lo incriminaba. Juana está dispuesta a acabar con él y obtener justicia de una vez por todas. Pero, para hacerlo, primero deberá confrontar sus propias heridas y aceptar el futuro que le espera.
El actor que ahora debuta como director cinematográfico, Daniel Giménez Cacho, mencionó: “desde hace 32 años vivo con una fotógrafa. Siempre me llamó la atención su trabajo: investigar abusos, injusticias, despojos, feminicidios y otros horrores. Me preguntaba cuál era su motor, qué movía su voluntad para poner en riesgo su vida. Lo mismo me sucede con tantas y tantos periodistas que hoy en México son asesinados por hacer su trabajo. ¿Qué es aquello que los impulsa a seguir adelante, aun sabiendo que su vida puede estar en juego? Con el tiempo comprendí que la respuesta va más allá de la vocación. Se trata de un proceso íntimo y profundo que, en mi caso, sólo la ficción podía retratar con justicia”.
Abrir puertas y romper silencios
Siguiendo con el hilo conductor de su primera cinta agrega: “México transita una realidad hiperviolenta que recae terriblemente en los periodistas y las mujeres. Y para mí, es vital revelar la humanidad y el corazón que hay detrás de dichas vivencias. En Juana, encontramos una pizca del proceso interno de una víctima que lucha por dejar de serlo, en un sistema que parece jugar completamente en su contra. No busca entretener ni distraer, sino mirar de frente a la vida. Mi deseo es que esta historia, tan fuerte e incómoda como pueda resultar, contribuya a abrir puertas cerradas, romper silencios cómplices y ahuyentar al monstruo del olvido”.
El actor además compartió con La Jornada, lo que requirió estar detrás de la cámara: “para hacer la película tuvimos mucha paciencia, fue un periodo muy largo de casi ocho años, también se requirió de colaboraciones de todas y todos, no de decirle a la gente lo que tiene que hacer, sino de crear un clima y una cancha de confianza, todo mundo aportó algo de su experiencia personal con estos temas que nos atraviesan a todos y estoy muy contento de que desde mi punto de vista sí se logró en Juana, la cinta está hecha de colaboraciones”.
La película está protagonizada por Diana Sedano, acompañada de Margarita Sanz, Arturo Ríos y Antonio Fortier con las participaciones especiales de Nailea Norvind, Ángeles Cruz; escrita por Emma Bertrán, bajo la producción de Regina Solórzano.
Sobre su participación, Diana Sedano, quien sostiene todo el largometraje, opinó: “si me hubiera concentrado en que iba a estar cargando toda la película ese pensamiento, me hubiera estorbado para realizar mi trabajo. Me deshice de eso y sólo me concentré en trabajar en los detalles. Uno de los casos notables que hizo Daniel para la preparación del personaje fue organizar una reunión con periodistas para conocerlas y saber cómo era su trabajo del día a día. Posteriormente hicimos un trabajo muy profundo con el guion y ahí decidimos con Emma Bertrán lo qué se ponía y lo qué se quitaba. Pensando en todo esto, interpretar a Juana para mí fue un proceso muy rico”.
La actriz agregó: “mi trabajo más fuerte fue en el set, cuando tomé conciencia del personaje, me di cuenta de que este trabajo es de los que estás deseosa de que se te presenten en tu vida, para cualquier actor un personaje como el de Juana es un regalo enorme. Así que me concentré en reflejar dónde estaba el impulso vital de ella. Eso para mí fue lo más importante”.
Por su parte, Margaria Sanz no ocultó su felicidad al decir a este medio: “es necesario que se sigan haciendo más películas como ésta. En este trabajo que hicimos en conjunto sabemos todo lo que se necesita como actor, Daniel sabe lo que nosotros necesitamos, pero sobre todo nuestro profundo deseo de estar al servicio de este filme que encierra temas muy importantes, es casi un homenaje a los periodistas asesinados en nuestro país, que dan su vida por ser honestos y acaban muertos en las carreteras; habla de las mujeres secuestradas y asesinadas; de la toxicidad de las familias, de esas toxinas que comienzan a crecer de una manera terrible y explotan como una olla exprés y que daña a todo un círculo muy grande de personas, todo eso está ahí”.
Específicamente de su personaje, Margarita,å≠ señaló: “está manipulada por la moral de lo que el hombre piensa debe ser una mujer como esposa y, por otro lado, la asalta una enfermedad mental y es más libre en la locura que cuando supuestamente está en la normalidad”.