
Cuatro años después de El teléfono negro (The Black Phone, 2021) -film basado en el cuento homónimo de Joe Hill, hijo del reconocido escritor Stephen King- se estrena su segunda entrega Teléfono negro 2 (Black Phone 2, 2025), nuevamente dirigida por Scott Derrickson, quien una vez más escribió el guión junto a C. Robert Cargill. Tras el éxito comercial de la primera película, según el crítico Chris Killian, en 2022 Scott Derrickson comentó que, si bien Joe Hill protegía su historia, le había propuesto una «idea maravillosa» para una secuela. En consecuencia, el director de Sinister (2012), Deliver us from Evil (2014), The exorcism of Emily Rose (2005), Doctor Strange (2016) y la remake de The Day the Earth Stood Still (2008), nos presenta una segunda parte situada cuatro años después de los acontecimientos ocurridos en 1978. Mientras que Finn (Mason Thames) -ahora con 17 años- lidia con los traumas que ha dejado haber sobrevivido al asesino de niños “El raptor” (Ethan Hawke), los poderes sobrenaturales de su hermana menor Gwen (Madeleine McGraw) se acentúan con visiones oníricas provenientes del campamento del Lago Alpine.
La narración sigue situada en Colorado, pero en esta ocasión la acción se traslada de la ciudad a la naturaleza de un campamento cristiano cuyo escenario es un lago congelado en pleno invierno, con todos los alrededores nevados. Con valentía Gwen viaja hasta allí para descubrir porqué recibe mensajes de niños muertos en sueños. Como es sabido sus dotes premonitorios han sido heredados de su difunta madre Hope (nombre que se traduce como Esperanza en español). De hecho, el relato inicia con un prólogo ambientado en 1957 donde una Hope adolescente, utiliza el teléfono negro en una casilla del Lago Alpine para comunicarse con seres de otros planos.
En adición, esta secuela acentúa lo fantástico donde no solo crecen los poderes de Gwen y los llamados del más allá que recibe Finn, sino que dos universos temporales, el de 1957 y el de 1982, se conectan, como así también se entrelazan el mundo de los sueños con el mundo de la vigilia en una forma de retroalimentación. En dicho sentido la interacción que poseen los adolescentes con el asesino, sobre todo Gwen, se asemeja mucho al estilo de Frederick C. Krueger/ Freddy Krueger, asesino de la saga de películas iniciada con Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, 1984). Recordemos que en El teléfono negro el director también homenajeaba películas como La masacre de Texas/Masacre en cadena (The Texas Chain Saw Massacre, 1974) y Operación dragón (Enter the Dragon, 1973).
Como resultado, este segundo relato resulta menos terrenal en comparación a su predecesora y más sobrenatural. En esta ocasión el asesino serial quiere vengarse de Finn desde el más allá. Es por ello que quizás su propuesta resulte por momentos forzada o sea menos atrapante y verosímil que el primer largometraje. Otro desacierto, es que El Raptor, pierde protagonismo en esta entrega, los acontecimientos se dilatan tanto en el relato que el villano en cuestión, tarda en entrar en acción. Sin embargo, un aspecto original de esta propuesta, es que aquí el infierno no es representado por el fuego como suele ser tradicionalmente, sino que en este relato el infierno es el hielo. Mientras que en la primera el infierno implicaba descender al sótano, aquí el infierno es sumergirse en un lago congelado. Ese lago, es el que congeló los secretos del pasado, y que a través de iniciales que funcionan como acertijo el pasado y el presente se conectarán.
En conclusión, en Teléfono negro 2 se reduce el esquema actancial a menos personajes y a un universo más acotado en un paisaje más grandilocuente, que resulta más plano en algunos aspectos y por ende menos interesante. Algunas cuestiones resultan bastante forzadas y poco convincentes, sobre todo en cuanto a la idea de volver protagonista lo sobrenatural. Mientras que en la primera entrega Derrickson lograba inesperadamente que “saltemos” de la butaca en algunas ocasiones, esta secuela carece de este tipo de emociones.
En adición, si bien continua la representación de una sociedad donde los adultos son inoperantes, la potente crítica a los mayores y la institución familiar, que poseía el film anterior se encuentra aquí algo desdibujada, aunque siguen siendo los adolescentes quienes poseen la valentía de afrontar sus miedos y atravesar los problemas. Juntos, los dos hermanos deberán enfrentarse a un asesino aún más poderoso, lo que la convierte también en una película sobre la hermandad y el amor fraternal. Por último, esta secuela reafirma la regla de que las segundas partes no son buenas.