
martes 14 de octubre de 2025
En 1997, un grupo de adolescentes del conurbano bonaerense filmó con una cámara VHS el primer largometraje de zombis argentino. Plaga Zombie nació en Haedo con un presupuesto mínimo y una ambición desmedida: hacer cine fantástico sin esperar la validación de la industria. La película, impulsada por Pablo Parés, Hernán Sáez, Berta Muñiz, Paulo Soria y Walter Cornás, no solo se convirtió en un título de culto, sino que fundó una estética y una forma de producción que marcaron al género en la región.
Un millón de zombies: La historia de Plaga Zombie (2022), dirigido por Nicanor Loreti y Camilo de Cabo, repasa ese recorrido desde el entusiasmo juvenil hasta la consolidación de Farsa Producciones como referente del cine independiente argentino. El documental combina material de archivo con entrevistas actuales, mostrando cómo aquellos rodajes caseros se transformaron en una epopeya de resistencia creativa.
El film traza un paralelismo entre los zombis que los jóvenes combatían en pantalla y las tensiones que atravesaron fuera de ella. Los vínculos personales, el desgaste del tiempo y las diferencias creativas forman parte del relato, que se estructura como un espejo entre la ficción y la vida. Loreti y De Cabo capturan ese tránsito con mirada empática, sin nostalgia, mostrando cómo la saga —Plaga Zombie, Zona Mutante y Revolución Tóxica— se volvió un fenómeno global, replicado incluso en Estados Unidos con Plaga Zombie: American Invasion.
Más que una revisión de archivo, el documental propone una reflexión sobre la autogestión y la cultura del hacer. Lo que comenzó como un pasatiempo entre amigos se convirtió en una forma de entender el cine: filmar sin esperar permiso. Un millón de zombies: La historia de Plaga Zombie celebra ese impulso original y evidencia la potencia de un modelo de producción que inspiró a nuevas generaciones de realizadores. En esa épica artesanal se resume una idea central: el cine de género argentino encontró su identidad en la periferia, entre risas, sangre falsa y una cámara que nunca dejó de grabar.