
lunes 13 de octubre de 2025
En LocaMente (FolleMente, 2025), el director de Perfectos desconocidos (Perfetti sconosciuti, 2016), Los oportunistas (The Place, 2017) y El primer día de mi vida (Il primo giorno della mia vita, 2023) vuelve a explorar la fragilidad emocional y los vínculos humanos, esta vez desde una premisa tan reconocible como simpática: la lucha entre lo que se dice y lo que se piensa durante una primera cita.
La historia presenta a Lara (Pilar Fogliati) y Piero (Edoardo Leo), dos adultos que se conocen en una cena y deben convivir con el bullicio de sus propias mentes. Dentro de cada uno conviven varias “voces interiores” —el deseo, la prudencia, la inseguridad, la ira— que debaten, aconsejan y sabotean cada intento de conexión. Genovese convierte ese conflicto interno en una puesta coral que alterna entre el espacio físico de la cita y el mental de los pensamientos, con un tono entre la comedia romántica y el experimento psicológico.
El resultado tiene encanto y ritmo, pero no tanta originalidad como aparenta. El punto de partida recuerda inevitablemente a Intensamente (Inside Out, 2015), aunque aquí el enfoque se dirige a un público adulto. LocaMente” funciona, en cierto modo, como una versión en acción real de la película de Pixar: una traducción emocional y humorística de cómo las emociones intentan tomar el control de nuestras decisiones. Genovese aprovecha ese paralelismo para construir momentos divertidos y reconocibles, aunque el desarrollo no logra trascender su concepto inicial.
El guión —firmado también por el director— se sostiene en una estructura de unidad de tiempo y espacio que, si bien mantiene el pulso narrativo, termina limitando la expansión dramática. La mayor parte de la acción transcurre en un solo escenario, y la repetición de la dinámica entre voces y realidad va agotando el impacto de la idea. A diferencia de Perfectos desconocidos, donde el encierro potenciaba la tensión, aquí la fórmula se vuelve algo previsible.
Sin embargo, el film conserva la calidez y el sentido del humor que caracterizan al autor. Genovese demuestra nuevamente su habilidad para dirigir el caos con precisión, equilibrando la comicidad de las situaciones con una mirada comprensiva hacia las contradicciones humanas. El elenco, encabezado por Fogliati y Leo, aporta naturalidad y química; mientras que los actores que encarnan las voces interiores consiguen dar vida a una segunda capa narrativa cargada de ritmo y energía.
El montaje mantiene una cadencia ágil y los diálogos, aunque desiguales, reflejan con acierto el modo en que la mente puede sabotear el deseo. Allí reside el mayor mérito de LocaMente: lograr que el espectador se reconozca en ese diálogo interno que nunca se calla.
Aun con sus repeticiones, la película logra entretener y confirmar que Genovese continúa interesado en radiografiar el comportamiento emocional contemporáneo. LocaMente no alcanza la fuerza ni la lucidez de sus mejores obras, pero se sostiene por la consistencia de su tono y su mirada empática sobre la confusión sentimental moderna.