Cuesta trabajo entender cómo alguien vio Strangers: Capítulo 2 y pensó: “esto es cine”. Cuando la primera parte de la saga se estrenó en 2024, muchos coincidimos: “Fue floja, pero al menos entretenida. No podría ser peor”. Y, sorprendentemente, sí podía.
La segunda entrega arranca justo donde termina la anterior, con la protagonista (Madeleine Petsch) siendo acechada en el hospital. Entre decisiones poco lógicas y un guion que parece sabotearla a cada paso, la joven intenta escapar de sus perseguidores en una historia que pierde toda noción de miedo.
Petsch, pese a no ser la actriz más sobresaliente de su generación, ofrece una actuación mucho más sólida que el material que la rodea. Lo poco rescatable de la película proviene de su trabajo, aunque su personaje por momentos olvide todo instinto de supervivencia.
Un estreno sin terror
El mayor problema está en la puesta en escena: ni siquiera con una alarma sísmica logra transmitir tensión. El terror, que debería venir de los enmascarados, se disuelve entre clichés, decisiones ridículas y escenas que rozan lo absurdo —como un ataque de jabalí que deja cojeando a la protagonista, mientras una de las villanas continúa peleando tras recibir una herida imposible de ignorar—.
Al saberse parte de una trilogía y un remake, la película ya carga con la falta de sorpresa: el espectador sabe exactamente qué no va a pasar. Y por si fuera poco, cierra con un adelanto de la tercera parte que parece más una advertencia que una promesa. @mundiario