
M. Night Shyamalan es un director que, desde el éxito de El sexto sentido (1999), genera divisiones extremas entre la crítica y el público. Su película Tiempo (título original Old), un thriller de terror basado en la novela gráfica Castillo de arena, no fue la excepción. Aunque la película funcionó bien en taquilla con un presupuesto modesto, no logró consolidarse como una de las obras más sólidas del cineasta, debido principalmente a fallos en el guion y la dirección de actores.
La promesa de una idea magistral
El concepto central de Tiempo un grupo de turistas queda atrapado en una playa secreta donde envejecen a un ritmo de décadas por hora fue ampliamente elogiado. Críticos como Robert Daniels (IGN) señalaron que, como punto de partida, ofrecía una reflexión que da que pensar sobre lo que significa estar vivo y la fugacidad de la existencia.
La película, en sus mejores momentos, funciona como un oscuro mecanismo de terror existencial, creando una experiencia intensa al comprimir la vida humana en un solo día. La puesta en escena de Shyamalan, que a menudo utiliza la cámara para generar incomodidad y tensión en un entorno idílico, fue vista como efectiva.
El tropiezo: diálogos torpes y sobreexplicación
El principal talón de Aquiles de Tiempo fue el libreto, también escrito por Shyamalan. Numerosos críticos lo calificaron de flojo, atroz y forzado, llevando a los actores a tener que pronunciar líneas de diálogo que resultaban antinaturales e incómodas.
Fernanda Solórzano (Letras Libres) indicó que la película era un compendio de sus talentos y sus puntos débiles, siendo estos últimos la incapacidad de mover la historia sin crear el suspenso necesario. Otros la tacharon de tonta y caprichosa, con momentos que bordeaban el ridículo. La sensación de que el guion parecía la narración de un niño pequeño, saltando de una acción a otra sin desarrollo emocional, fue una queja recurrente.
Además, el director, conocido por sus giros argumentales, decidió cambiar el final abierto de la novela gráfica por uno en el que se sobreexplica el fenómeno de la playa. Para muchos expertos, esta revelación final, que no califica como una auténtica vuelta de tuerca, desactiva el misterio y hace que la película funcione peor de lo que lo haría en el terreno de lo ambiguo y fantástico, como un relato al estilo The Twilight Zone.
En definitiva, Tiempo fue recibida como una película con una idea brillante y un gran potencial, pero cuya ejecución se vio lastrada por diálogos débiles y un guion que no supo sostener la gran premisa más allá del impacto inicial, quedando en la pila de cintas de Shyamalan que «pudieron tener un mejor desarrollo».