
La película Las ruinas (título original The Ruins), estrenada en 2008 y dirigida por Carter Smith, intentó ofrecer una propuesta fresca dentro del género de terror adolescente. Aunque hoy es una cinta reverenciada por muchos aficionados, su recepción inicial, tanto de la crítica especializada como del público, fue notablemente polarizada.
Basada en la novela best-seller de Scott B. Smith (quien también escribió el guion), la película se centra en un grupo de jóvenes turistas en México que quedan atrapados en la cima de una pirámide maya, asediados no solo por los lugareños, sino por unas enredaderas con una inteligencia y capacidad de ataque espeluznantes.
Una pesadilla efectiva y visceral
En su momento, varios críticos reconocieron que Las ruinas poseía una originalidad y atmósfera que la diferenciaban de la media del género, plagado en aquella época de remakes y secuelas.
Jordi Costa, de Diario El País, la describió como una pequeña y gratificante sorpresa, limpia de los lugares comunes que lastran el terror. Wesley Morris, del Boston Globe, la consideró una pequeña pesadilla sorprendentemente efectiva. La película destacaba por llevar la máxima de no cruzar fronteras cómodas a su extremo, ofreciendo una dosis de terror natural y body horror visceral.
Las grandes pegas: personajes y diálogos
Pese al reconocimiento de su efectividad en el terror puro, la principal queja de la crítica, como la de Alberto Bermejo (Diario El Mundo), se centró en la mala presentación y construcción de los personajes. Se les tildó de planos, intercambiables y, francamente, de idiotas por las decisiones que toman, un cliché recurrente en el cine de terror de jóvenes.
También se señaló que la película tardaba mucho en arrancar y que el fuerte era la truculencia de las escenas, no la calidad narrativa. El New York Times la catalogó como una más de la lista de filmes sobre viajeros de clase media aterrorizados en un ambiente poco familiar.
El veredicto del tiempo: una joya infravalorada
Si bien la película no fue un éxito de taquilla arrollador, a lo largo de los años ha ganado una reputación sólida entre los entusiastas del terror, que la consideran una película muy infravalorada de su era.
Los fanáticos la elogiaron en foros especializados por su premisa refrescante, por hacer que un elemento inofensivo como una planta se sintiera realmente amenazante, y por sus escenas brutales y sangrientas. El aspecto gore y la sensación de desesperación que impregna el filme, especialmente por la adaptación del final de la novela (que se considera aún más oscura), es lo que cimentó su estatus actual.
En definitiva, Las ruinas fue una película de terror de 2008 con un recibimiento crítico mixto, que la vio como efectiva pero con fallos en los personajes. Sin embargo, su mezcla de terror exótico y body horror desalmado la rescató para el público, que hoy la valora como un exponente sólido y singular de las películas de terror de la década de 2000.