
martes 07 de octubre de 2025
La hermanastra fea (Den stygge stesøsteren, 2024) es una fábula truculenta sobre el ideal de belleza impuesto a las jóvenes en edad casamentera. Un discurso tan cruel como doloroso, en esta versión oscura de La Cenicienta.
Alvira (Lea Myren) sueña con casarse con el príncipe desde pequeña. Es lo que le han inculcado, pero las cosas se aceleran cuando su padrastro muere de un infarto y deja a su madre (Ane Dahl Torp) y hermana menor (Flo Fagerli), junto con una hermanastra algo caprichosa (Thea Sofie Loch Næss, la Cenicienta del título), y un montón de deudas.
Este cambio de perspectiva, de Cenicienta a la hermanastra fea, transforma el tono de la historia original, llevándola hacia un body horror cargado de humor negro. Ya no se trata de una historia de amor, sino de un doloroso sometimiento a los ideales de belleza en los que la protagonista no encaja.
El tratamiento estético al que se somete Alvira va desde fracturar su tabique para estilizar su nariz, hasta cortarse los dedos de los pies para que le entre el zapato de Cenicienta. Aunque la película dirigida y escrita por Emilie Blichfeldt no escatima en escenas gore, el verdadero horror se encuentra en el mandato social subyacente, lo que le da un sólido sustento ideológico al terror explícito. La frase “la belleza es dolor” se hace gráfica en la pantalla.
Lejos de ser un entretenimiento sanguinario, La hermanastra fea emplea movimientos de cámara e imágenes surrealistas para reflejar la locura social de la época y la fantasía idealizada que reproduce. Un humor oscuro y retorcido, que expone sin concesiones el horror inherente al mandato social.