
lunes 06 de octubre de 2025
Una casa de dinamita (A House of Dynamite, 2025) narra con pulso frenético una posible crisis de misiles que pondría en jaque al mundo. El filme funciona como una alerta sobre el peligro inminente de una tercera guerra mundial con consecuencias devastadoras para la humanidad.
Un misil es detectado por los radares, se dirige rumbo a la ciudad de Chicago. No se sabe de dónde proviene ni quién lo disparó. Los responsables de las operaciones de inteligencia de Estados Unidos se ponen en contacto desde el búnker de operaciones, primero para intentar detenerlo y luego para planear un contraataque.
La película muestra la situación desde tres puntos de vista diferentes: Idris Elba como el presidente de los Estados Unidos, Rebecca Ferguson como la capitana Olivia Walker, un punto de comunicación con los altos mandos militares y Jared Harris como el Secretario de Defensa Reid Baker.
Kathryn Bigelow dirige un guion de Noah Oppenheim (Día Cero), separándose de Mark Boal, quien le dio sus mejores películas desde Vivir al límite (The Hurt Locker, 2008) hasta la fecha. Se construye una tensión opresiva con un peligro fuera de campo siempre latente y una dosificación asfixiante de información. La adrenalina se transforma en una presión extrema que lleva a límites viscerales, musicalizados por Volker Bertelmann (Cónclave).
Los tres puntos de vista están siempre anclados en el ejército y sus distintos niveles de responsabilidad, recorriendo el camino desde el escalón más bajo hasta el más alto. Las diferentes jerarquías no pueden evitar el desastre y el conflicto escala junto a la demoledora tensión del impacto inminente.
La crisis de los misiles fue abordada por Sidney Lumet en Límite de seguridad (Fail Safe, 1964), en plena crisis con la Unión Soviética. El escenario planteado en aquel filme protagonizado por Henry Fonda era similar: un búnker con mandatarios mundiales tomando decisiones por teléfono, con consecuencias devastadoras para la humanidad.
Bigelow recupera esa misma lógica en una distopía que se siente demasiado cercana en el mundo actual: un búnker con personajes observando radares, pensando en sus familiares mientras el pánico los acecha. La cantidad de enemigos ganados por la administración Trump en todo el mundo, hacen de la paranoia y el miedo a represalias una posibilidad cercana y peligrosa.