
Los fanáticos de historias cortas, cuyas tramas se condensan en pocos minutos, descubrirán hoy una plataforma que alberga contenido original, de calidad y gratis. Estén atentos que Silvia Carvalho nos lo cuenta.
“La idea nació en junio de 2014 y, a día de hoy, tenemos muchísimo contenido”, dice la CEO de ISII Group, grupo audiovisual detrás de la creación de la nueva plataforma Divergente, en esta entrevista a Cine&Series de Mundiario.
“Somos un estudio de cine”, resume Carvalho cuando la pregunto qué es ISII Group. “Abarcamos toda la cadena de valor, empezando por la producción -tenemos cuatro productoras en Canarias con las que lo hacemos todo, incluyendo la postproducción-. Tenemos los estudios, hacemos la distribución completa, nacional e internacional, toda la parte de financiación – principalmente con inversión privada, como el modelo de Hollywood- y evitamos los agentes de ventas que impiden controlar la distribución”.
Divergente es una pata de ISII Group. “Nos habían invitado a los Premios Fugaz – premios al cortometraje español – y vimos la gran cantidad de contenido audiovisual que existía en este formato y sin ninguna salida real a nivel de distribución… Ahí germinó la idea y lanzamos Divergente el 9 de diciembre de 2024”, explica Carvalho.
“El audiovisual es un producto; no está reñido con que también sea cultura”.
Ella viene del mundo de las finanzas y se nota en cómo se expresa. El objetivo es monetizar, ganar dinero, pero no solo el grupo sino también creadores y productores. “No vengo del mundo cinéfilo, se sabe por cómo hablo”, afirma. “Aterricé aquí porque dentro de nuestra consultoría estaba el mundo audiovisual. Detectamos un interés de los inversores en este sector, aunque me di cuenta de que los productores hablan de estructura de financiación, pero nunca de que tal película puede generar tantas ventas o un retorno concreto… Pensé que hacía falta algo de mano financiera” explica Carvalho. “Esto se hace así en las grandes industrias del cine como Hollywood y Bollywood, también en Corea… no estamos inventando nada”, apostilla.
El cine es un arte, y es cierto que a veces parece asumirse que da igual el beneficio económico de un largometraje o cortometraje. Se hacen las películas porque es arte, patrimonio cultural, etc., pero el cine también es un negocio – y muy lucrativo si se sabe hacer bien-. En esa línea se expresa Carvalho: “El audiovisual es un producto; no está reñido con que también sea cultura”.
¿Cómo se sostiene económicamente Divergente?
La pregunta es oportuna, dado que hablamos de un formato de plataforma gratuita, a diferencia de Netflix, HBO, Disney+, etc. (algunas de ellas, por cierto, subiendo los precios a sus suscriptores “Quien sostiene todo esto es la publicidad, aunque nuestro hándicap es que el formato de cortometrajes hace que disminuya el valor de la producción; ya solo la palabra parece transmitir la idea de algo elitista, de nicho, demasiado independiente… En cambio, cuando se dice ‘largometraje’, la gente se traga cualquier cosa”, dice Carvalho.
“Divergente, ahora mismo, de manera independiente, no es sostenible”, nos confiesa. “Pero se trata de un proyecto en desarrollo. Ahora solo estamos en España y vamos a empezar a abrirnos a otros países de Latinoamérica”, dice Carvalho. Respondiendo a la pregunta: “la publicidad a terceros, el revenue share y el branded content son los formatos publicitarios con los que ganará dinero la plataforma”.
Tipo de público al que más le puede gustar Divergente

“Los jóvenes habituados a contenido de consumo rápido son nuestro público ahora”, dice la CEO de ISII Group. “Pero hay contenido para todos los gustos en Divergente y los públicos de mayor edad están muy acostumbrados a las plataformas, es algo que tienen interiorizado por lo que entrar en Divergente no les generará. Es algo que tienen interiorizado, por lo que entrar en Divergente no les generará una barrera tecnológica”, afirma convencida.
El proyecto se las trae porque hablamos de una plataforma exclusiva para cortometrajes, el mal llamado “género menor” de la cinematografía. “Los cortometrajes son historias que pueden contarse perfectamente en 10, 15, 20 minutos y no por ello dejan de ser interesante”, comenta Carvalho, quien tiene un doble trabajo: hacer Divergente rentable y cambiar el concepto de cortometraje entre el público. “Estamos trabajando con exhibidores de cine para intentar entrar en programación. Y es que cuando se rompe la barrera y alguien entra a ver un cortometraje, luego se convierte en un gran aficionado. Eso es algo bueno, porque significa que generan un gran engagement”, explica.
Nos confiesa que no va al cine porque a León, ciudad donde tiene su casa, no llegan muchos estrenos. “Llegan cuatro cosas de las majors y cuatro títulos de los que no se hace publicidad; ni uno se entera de que están”, dice Carvalho. Hace mucho hincapié en la falta de partidas para P&A (explicado de manera resumida: campaña de marketing para el lanzamiento y mantenimiento de una película) en España. “Las distribuidoras se centran en Madrid y Barcelona y alguna otra ciudad que la vean segura; esos mercados quedan saturados, mientras que a otras localizaciones no llegan las películas”.
Es una queja – o reflexión – que sonará a muchos cinéfilos que vivan en ciudades pequeñas.
En definitiva, puede que hoy Divergente parezca un experimento, pero aspira a convertirse en la ventana global de los cortometrajes. @opinionadas