
Este 3 de octubre llega a salas Extraño río (Estrany riu), la ópera prima de Jaume Claret Muxart, presentada en la sección Orizzonti del Festival de Venecia 2025. Con apenas 27 años, el director catalán se posiciona como una de las voces emergentes más singulares del cine español actual.
La película sigue a Dídac, un adolescente que recorre en bicicleta el río Danubio junto a su familia. El viaje, inicialmente marcado por la rutina y la contemplación, se transforma con la aparición de un misterioso chico que surge de las aguas y despierta nuevas emociones en el protagonista, al tiempo que altera las dinámicas familiares.
Rodada en 16 mm y coproducida entre España y Alemania, la cinta apuesta por una estética sensorial y poética, lejos del naturalismo dominante en gran parte del cine español contemporáneo. Según el propio Muxart, la inspiración provino de sus viajes familiares y de la fascinación por los ríos como metáfora del paso del tiempo y la transformación interior.
Una película LGBTQ+ fuera de clichés adolescentes
El guion, escrito junto a Meritxell Colell (Con el viento), evita los clichés del cine «del personaje que se encamina a la adultez». En entrevistas, el director ha señalado que no quiso retratar la sexualidad desde el conflicto o el descubrimiento traumático, sino como algo integrado que abre paso a preguntas más profundas sobre identidad, deseo y crecimiento.
En Venecia, Extraño río recibió elogios por su ambición formal y la capacidad de sugerir atmósferas más que narrar de manera convencional. Algunos medios como El Diario lo definieron como un “debut sensorial” que desafía las normas del cine español. Para otros, se trata de una propuesta que trasciende lo LGTBI para hablar de adolescencia y familia desde un ángulo libre de tópicos.
El río Danubio se convierte en un personaje más: un espacio que refleja la fragilidad de los vínculos y la transformación de los personajes, funcionando como un espejo emocional. Este simbolismo, unido a la textura analógica del 16 mm, refuerza la apuesta estética de un debut que busca emocionar sin recurrir a artificios.
Con su selección en Orizzonti, Extraño río consolida la presencia española en la sección más arriesgada de Venecia y confirma que las nuevas generaciones de cineastas están dispuestas a experimentar y a reconfigurar los límites del relato fílmico. @mundiario