
Considerada por muchos como una joya moderna del género, Splice: Experimento mortal (Splice, 2009) es una obra que desafía la simple etiqueta de «terror». Dirigida por el visionario Vincenzo Natali (Cube) y producida por Guillermo del Toro, esta película de ciencia ficción y horror psicológico se adentra en territorios morales y biológicos profundamente inquietantes, obligando al espectador a confrontar los límites de la ciencia.
La trama se centra en Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley), dos brillantes ingenieros genéticos que se han especializado en la creación de híbridos animales. Impulsados por la ambición y la sed de éxito, deciden desafiar las leyes de la bioética al introducir ADN humano en uno de sus experimentos secretos. El resultado de este experimento clandestino es Dren, una criatura asombrosa y extrañamente hermosa que evoluciona a un ritmo alarmantemente acelerado.
Horror Íntimo y Dilemas Tabú
Lo que realmente distingue a Splice es cómo mezcla lo extraño y lo perturbador en una narrativa de terror psicológico profundamente incómoda. La tensión no solo proviene del sobresalto, sino del dilema moral que enfrenta la pareja, forzándonos a cuestionar qué significa la paternidad y qué define al «ser humano».
El proceso de crecimiento de Dren es la columna vertebral de la película, ya que la criatura pasa de ser un mero sujeto de estudio a una figura que despierta un retorcido instinto maternal en Elsa y una atracción prohibida y peligrosa en Clive. La narrativa se transforma continuamente, comenzando como un thriller de debate bioético para luego descender a un drama íntimo y oscuro, culminando en un clímax aterrador de «monstruo suelto» que explora temas tabú como la disfunción familiar, la identidad de género y la sexualidad.
Con su excepcional diseño de criaturas y una atmósfera incómoda y palpable, Splice: Experimento mortal es una de esas películas que se queda en la mente del espectador, reafirmando su estatus como una obra de culto que utiliza el terror para hacer una poderosa declaración sobre las consecuencias de jugar a ser Dios.