
Sebastián “Chapu” Toba nació, creció y vive en Corrientes. Con su primera película, Violencia(s) (2025), decidió caminar —y filmar— la provincia como si se tratara de una road movie incómoda, sucia, sin maquillaje. La cámara como brújula, el territorio como mapa, las víctimas como protagonistas. “Intento llamarlas por su nombre y no dejar de preguntarme. ¿Cómo es posible que en un territorio rico viva gente pobre?”, se pregunta el director.
El film, disponible de manera gratuita en YouTube (ver aquí), se estrenó en lo que Toba define como “el peor año del cine argentino”. Apoyado por el INCAA en su vía digital de documentales, el proyecto se gestó durante más de cinco años de investigación, rodajes y entrevistas. El resultado: un viaje crudo que denuncia la violencia ambiental, política y social en una provincia naturalmente rica, productiva, pero históricamente pobre.
En el corazón del film está la pregunta: ¿Cómo es posible que en un territorio rico viva gente pobre? ¿Qué respuestas -o silencios- encontraste en esos cinco años de investigación y rodaje?
«Entiendo a Corrientes como un caso testigo de lo que pasa en otras provincias y en el mundo: lugares muy ricos desde lo natural y productivo, pero donde gran parte de la población vive sumergida en la pobreza. Las respuestas son las de siempre: el extractivismo, la tierra en pocas manos, la mala distribución de la riqueza. Pero siguen siendo lo importante, lo urgente. Corrientes es la ‘tierra del agua’, pero hay familias que no tienen acceso al agua segura. Es la ‘tierra del fuego’, porque cada verano se quema. También es la tierra de las inundaciones, que siempre afectan a los mismos. Me vuelvo a preguntar: ¿Por qué? ¿Cómo es posible? ¿Hasta cuándo?».
La voz de Toba se mezcla con las imágenes aéreas del film que muestran hectáreas arrasadas por el fuego, contrastadas con primeros planos de familias que cargan bidones de agua turbia.
Los invisibles en primer plano
Violencia(s) pone en escena lo que habitualmente queda fuera de plano: los invisibles, los desposeídos, los cuerpos que pagan el costo de un modelo productivo.
¿Cómo fue el proceso de ganarte la confianza de esas voces y decidir qué testimonios quedaban en el montaje?
«La decisión estética, conceptual y política fue darles la palabra a las víctimas. La película intenta reflejar un contacto directo, cuerpo a cuerpo, sin guiones ni puestas en escena. A veces de forma desordenada, pero siempre honesta. Quería que la incorporación de sus testimonios fuera lo más fiel posible al momento y al contexto en el que se daban».
Las imágenes aéreas dimensionan el desastre; las tomas en tierra nos devuelven los rostros concretos. Esa tensión entre macro y micro atraviesa toda la puesta visual.
“Hablar de violencia ambiental es hablar del ambiente y de quienes lo habitan. Por eso decidí que convivan ambos planos: desde el aire, la magnitud del desastre; en tierra, los testimonios crudos de los desposeídos. También el sonido es directo, sin trucos, dejando espacio al silencio, aunque sea inaguantable”.
Toba define a Violencia(s) como una película obscena: fuera de escena, incómoda. “Es una película oscura, pero donde está claro lo que busca mostrar: historias de y sobre las violencia(s). Quería que se escuche y se vea bien, que las herramientas cinematográficas se perciban genuinas y honestas. Una obra de arte que nace desde las tripas de una provincia que todo lo puede, pero donde no todos pueden”.
Hacer cine desde Corrientes
Estrenar una película en el “peor año del cine argentino” es un acto de valentía. ¿Qué significa para vos haber llegado hasta acá con Violencia(s)?
“Hacer cine desde Corrientes es un milagro. Más aún con un gobierno nacional que paraliza y desfinancia el INCAA. En Corrientes nunca hubo políticas de fomento audiovisual. Imaginate lo que podríamos hacer si existieran. A pesar de todo, el cine hierve en Corrientes: en cinco años hicimos cuatro películas desde nuestra productora allá ité. La provincia produce y exhibe, con cinco festivales consolidados, todos autogestivos. Evidentemente algo se está cocinando”.
Sebastián Toba es periodista, docente, documentalista, colaborador de agencias internacionales como Reuters, AFP o DW. Esos oficios se entrelazan en Violencia(s).
“La película es también una lucha interna. El documental me funciona como una evolución del periodismo, pero trato de despojarme de la falaz objetividad. No se trata de datos fríos, sino de mi mirada sobre esa realidad. Busco que la película se vea, se comparta, que ayude a pensar y a concientizar. Si sirve como un despertador, el sueño está cumplido”.
Un cine que se mete en el barro
En Corrientes, lo independiente no es elección: es la única vía posible. Allí, Toba y su socio Carlos Kbal definen a su productora como un espacio de “cine periférico, marginal, desde la oscuridad”. Un cine que, como Violencia(s), se mete en el barro, incomoda y denuncia, pero también busca conmover y ser visto como obra artística.
Estrenar en un año donde el cine argentino enfrenta ataques y desfinanciamiento es un gesto de resistencia. Una película que expone, provoca y hace preguntas que no tienen respuestas fáciles.
Violencia(s) no es solo un documental: es un viaje al corazón de una provincia que arde entre el agua y el fuego, y una invitación a preguntarnos -como lo hace Toba- hasta cuándo aceptaremos que en territorios ricos viva gente pobre.