
La larga marcha llegó a cines como una ‘nueva’ versión cinematográfica de Los juegos del hambre, y una buena adaptación del universo de Stephen King.
Esta historia se ambienta en un mundo post-guerra, donde Estados Unidos decide crear una competencia donde hombres jóvenes caminen hasta que solo quede uno en pie, mientras el país ve todo desde sus casas como un show, donde los asesinatos de los chicos son celebrados. Este es un juego mental, y eso se plasma la historia.
La película es muy entretenida, de lleno se mete a la historia, y hay un par de muertes brutales, y se aplauden los efectos visuales que hicieron en la película. El drama humano toma protagonismo, y las actuaciones le hacen justicia para denotar el dolor, el trauma y como la mente se puede romper antes que el físico.
Eco de Los Juegos del Hambre
Si bien la historia sabe como mantener tu atención de inicio a fin, es evidente que se autolimita y se enfoca solo en un puñado de concursantes, con los que emocionalmente no se logra conectar del todo pese a que los acompañas por casi dos horas. Las personalidades están ahí pero no hay suficiente profundidad.
Viéndola fue imposible no recordar a The Hunger Games. Una competencia mortal que es celebrada por la gente como entretenimiento, con un dictador y dos competidores que se unen para llegar hasta el final juntos. Y el ganador tendrá mucho dinero y la oportunidad de hacer una grieta en el sistema.
A The Long Walk le damos un sello de recomendación con cautela, es una buena adaptación pero que no es un estreno imperdible para ver en cines. @mundiario