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a en la recta final de la competencia, se estrenó Historias del buen valle, el más reciente documental del catalán José Luis Guerín, quien no había hecho un largometraje desde La academia de las musas (2015). El lugar del título es el barrio barcelonés Vallbona, que se distingue por estar aislado de algún modo por un río, una carretera y una línea ferroviaria, y también por estar poblado de migrantes.
Básicamente se trata de una colección de testimonios y conversaciones de los diversos habitantes –los españoles suelen ser ancianos– que mencionan sus recuerdos y vivencias en términos nostálgicos. Mientras los extranjeros –de origen marroquí, indio o ucranio– hablan en términos de retos. Gran parte de la actividad social se realiza en aguas del río, donde está prohibido nadar.
Hay notas conmovedoras como el viejo que empieza a llorar cuando recuerda cómo bailaba el tango su difunta esposa. (Más adelante asistiremos a su misa luctuosa, acompañada de una canción de una película de John Ford). También veremos una asamblea en la que unos políticos informan a los habitantes sobre los cambios que significan las nuevas obras del tren y sus consecuentes preocupaciones. En esencia, somos testigos de cómo la inclemente urbanización está acabando con la vida idílica de Vallbona.
El crédito de Guerín no dice “dirigido por” sino “ work in progress”. ¿Será que está por verse una versión más pulida del documental? En efecto, al trabajo le sobran algunos minutos, pero nosubestimemos sus aciertos.
El año pasado, en este mismo festival, hablamos bien de Cónclave y su director, el alemán Edward Berger. No entendemos cómo pudo haber saltado de eso al desastre que es su siguiente película, la estridente Ballad of a Small Player ( Balada de un jugador pequeño). Situada en Macao, la narrativa se centra en un pobre diablo que se hace llamar Lord Doyle (Colin Farrell), un ludópata que debe una fortuna y aun así insiste en jugar bacarrá para saldar sus cuentas.
Una empleada de un casino llamada Dao Ming (la atractiva Fala Chen) le da una oportunidad de salvarse, en un giro inesperado que conduce a una conclusión aún más descabellada. Mientras tanto, Berger nos aturde con una gama de colores chillantes, música estruendosa y una sobrada grandilocuencia. Farrell exagera y parece haberse remojado en aceite para interpretar su repelente papel.
Este mal día fue rematado por Jay Kelly, la más reciente realización de Noah Baumbach antes estrenada en Venecia, que nunca encuentra su tono ni consigue ser verosímil al contar el dilema de un famoso galán hollywoodense (George Clooney) quien desea ser una buena persona con sus hijas distanciadas y su mánager (un sobrio Adam Sandler), y sólo consigue enajenarlas. Es difícil recordar otra película reciente que dé una imagen tan falsa del mundo del cine.
En cuanto al clima, canté victoria de manera prematura. El maldito frente frío no acaba de irse, provocando lluvias constantes y una temperatura demasiado fresca.
X: @walyder