
Más de una década después de que ETA anunciara su “cese definitivo”, el cine español parece decidido a explorar ese pasado reciente desde distintos ángulos. El Festival de San Sebastián se ha convertido en un escaparate de este fenómeno, con estrenos que ponen sobre la mesa la necesidad de hablar de lo que durante mucho tiempo fue un tabú.
Este año coinciden dos propuestas: Un fantasma en la batalla, dirigida por Agustín Díaz Yanes, una ficción sobre una agente de la Guardia Civil infiltrada en la organización; y Gregorio Ordóñez, el asesinato que despertó la rebelión contra ETA, documental que reconstruye el crimen de 1995 contra el político popular en San Sebastián. Ambas obras reflejan cómo el terrorismo y su impacto siguen siendo material de memoria y reflexión colectiva.
El auge de producciones sobre un mismo tema no es casual
Desde el éxito de la novela Patria de Fernando Aramburu y su adaptación televisiva, hasta películas como Maixabel o La infiltrada, la ficción española ha comenzado a mirar a ETA sin el mismo miedo que años atrás. Una exposición reciente del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Vitoria contabilizó cerca de un centenar de producciones sobre el tema en los últimos cincuenta años, casi todas ellas con una mirada cada vez más crítica.
El debate, sin embargo, está lejos de cerrarse. Actores como Raúl Arévalo defienden la necesidad de “quitar el estigma” y normalizar que se cuenten estas historias, mientras intérpretes como Iraia Elías recuerdan que en Euskadi cualquier representación del conflicto sigue despertando opiniones encontradas. Las protestas durante el festival —con pancartas que equiparaban la infiltración policial a tortura— confirman que el dolor aún permanece vivo.
Lo cierto es que, como ha señalado el propio Díaz Yanes, el cine español empieza a tratar la violencia de ETA como otros países abordaron Vietnam: a través de múltiples películas, cada una desde un ángulo distinto. San Sebastián 2025 demuestra que este es un camino apenas iniciado, pero que puede marcar un antes y un después en cómo la pantalla grande ayuda a procesar la memoria. @mundiario