
La música callada de Pat Metheny sonó en estruendo de centellas en el delicado sonido del relámpago
Pablo Espinosa
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de septiembre de 2025, p. 8
El maestro Pat Metheny, quien gusta considerarse “un simple campesino de Misuri”, ofreció la noche del lunes un recital solista en la Sala Nezahualcóyotl, que hizo cobrar su condición de instrumento musical y llenó de sonido el recinto a plenitud en cada recoveco de manera fascinante con el apaciguamiento de una sola guitarra, que él denomina “quiet guitar” y en sucesivos actos de magia levantó velos oscuros que ocultaban guitarras diferentes, incluyendo un bajo eléctrico, a lo largo del escenario y comenzaron a sonar al unísono siete guitarras, activadas todas por el otrora pelirrojo y al fondo apareció su célebre orchestrion, una orquesta mecánica de su invención y el todo fue el relámpago como una obra de arte. El mejor concierto en México en 2025, como señalaron de inmediato algunos de los expertos que salieron caminando sobre el aire hacia la noche quieta.
En estado puro
Fueron 140 minutos de ensoñación. Los primeros de ellos duraron gloriosas eternidades: sentado, solo, en medio de la oscuridad con su vieja guitarra Gibson ES 175, de 1960, hizo una música imposible de definir y en eso consiste su poder, en que no necesita nombre alguno.
Fueron largas disquisiciones a lo largo del diapasón, quietud, música en estado puro, ninguna melodía, tejidos armónicos complicadísimos y al mismo tiempo una sencillez serena, un estado de gracia. Un cielo estrellado de Misuri. Un lienzo de Van Gogh, precisamente La noche estrellada.
Tomó el micrófono enseguida para dictar una cátedra de música, resumir la historia de las artes y contarnos su vida, desde que en su pueblo natal, en Misuri, a los 8 años de edad acercó a sus labios la boquilla de una trompeta porque acababa de escuchar en la radio algo que marcó la primera impronta de su vida: el sonido Miles Davis y se preguntó: ¿cómo puedo hacer que el sonido de esa trompeta suene así también en mi guitarra?
Volcán en erupción
Y sonó, en cuanto pulsó la tercera de las siete guitarras de las que se acompañó la noche venturosa del lunes pasado: una guitarra amplificada en distorsiones apoyadas en el uso de pedales: relámpagos, truenos y centellas. Un volcán en erupción.
Volvió a tomar el micrófono para narrarnos la segunda impronta de su vida: cuando conoció a Charlie Haden, ese comunista gringo que fundó la Liberation Orchestra y creó, entre otras obras maestras, una versión bellísima de Hasta siempre, comandante Che Guevara y se convirtió en mentor de Pat Metheny y grabaron el hermoso disco Beyond the Missouri Sky; Metheny lo hizo sonar antes de pulsar la cuarta guitarra de la noche y contarnos la continuación de su vida, alargó su cátedra de música para explicarnos por qué utiliza una guitarra barítono, que contiene tres instrumentos de cuerda cuyos ejecutantes están sentados uno junto al otro: las dos cuerdas superiores son la viola, mientras las dos de en medio son el violín y las dos restantes son el violonchelo.
▲ El músico estadunidense ofreció un concierto inolvidable en la Sala Nezahualcóyotl.Foto Ernesto Flores Vega
Tomó enseguida otro de sus inventos: la guitarra Pikasso, que construyó la laudera canadiense Linda Manzer siguiendo las instrucciones del pelirrojo: consta de cuatro mástiles, dos oquedades de sonido, dos puertas de acceso y 42 cuerdas.
Bromista, sencillo, un cuate a todo dar, Pat Metheny pasaba de una guitarra a la siguiente mientras hilvanaba temas sutiles para que los reconociéramos y luego nos preguntaba si habíamos descubierto las obras celebérrimas, porque él acostumbra tocar piezas famosas que ama, como Here, There And Everywhere, And I Love Her, Rainy Days And Mondays, Garota de Ipanema, el tema de Cinema Paradiso, de una manera única, en un método de su invención que consiste en “alejarse del tema hasta hacerlo irreconocible o bien acercarse mucho a él”.
Y llegó el momento de mayor magia: levantó los velos oscuros que ocultaban guitarras distribuidas en el escenario y al fondo apareció su orchestrion, esa orquesta mecánica que, me dijo en su momento en entrevista, creó a partir de las ideas del compositor mexicano Conlon Nancarrow y también de esos trabucos electromecánicos que florecieron a finales del siglo XIX y principios del XX, anticipando el nacimiento del fonógrafo.
Mediante solenoides, esos instrumentos musicales suenan controlados desde las cuerdas de la guitarra de Pat Metheny, convencido del beneficio de “usar lo mejor del pasado con el potencial del futuro”.
La paz de espíritu
Eso, música del futuro fue lo que sonó la noche del lunes en la Sala Nezahualcóyotl, incluyendo música de sus discos Dreambox (nombre de la gira que lo trajo a México), MoonDial (Circunferencia lunar) y la trilogía de discos a guitarra sola: One Quiet Night, de hace 12 años; What’s It All About, de 2011, y el ya mencionado MoonDial.
La música callada de Pat Metheny sonó en estruendos de centellas, en el delicado sonido del relámpago. Como me explicó en su momento Pat Metheny: “the focus here is on the electric guitar, but maybe more to the point, quiet electric guitar”, tomando en cuenta que el vocablo “quiet” tiene sinónimos igual de poderosos: peaceful, tranquil, calm, silent, relaxed, noiseless, still, soundless.
El silencio, la quietud, la calma, el sonido apaciguado, la tranquilidad de una centella quieta, el no ruido, la paz de espíritu. Todo eso sonó la noche del lunes en la Sala Nezahualcóyotl, en el mejor concierto de lo que va de 2025.