
miércoles 24 de septiembre de 2025
Camina o muere (The Long Walk, 2025) está basada en la obra escrita por King en 1979 bajo el seudónimo de Richard Bachman. La trama sigue a un grupo de personas que participan en una caminata de más de 500 kilómetros por un premio. Sin embargo, aquellos que quedan descalificados son ejecutados sin piedad, evocando el estilo despiadado de El juego del calamar, la famosa serie surcoreana que comparte con el proyecto la esencia de una competencia mortal.
En la película, el contexto de una crisis económica global, otra más en la historia de la humanidad, lleva al gobierno a organizar este desafío extremo, en el que los participantes se ofrecen como voluntarios ante el mayor (interpretado por Mark Hamill) para demostrar los valores de la nación. Es un concurso mortal donde los participantes (Cooper Hoffman, David Jonsson, Garrett Wareing, Tut Nyuot, Charlie Plummer, Ben Wang, Jordan Gonzalez, Joshua Odjick y Roman Griffin Davis) deben caminar sin descanso, sin mirar atrás y sin ofrecer ayuda a quienes caen, todo en una carrera desesperada por la supervivencia.
La metáfora es clara: el sistema deshumanizado y meritocrático que lleva a los participantes a la competencia está diseñado para que solo el más fuerte sobreviva, en un reflejo del darwinismo social. En la novela de King, este sistema se amplifica con un contexto de desesperación y nihilismo, reflejando una sociedad que promueve la competencia feroz mientras olvida el valor de la solidaridad humana. La presencia de los lugareños que observan a los caminantes con indiferencia intensifica esta crítica social, subrayando la imposibilidad de ayudar al prójimo dentro de un sistema que deja a los ciudadanos atrapados en un ciclo de promesas de éxito y sacrificio.
Sin embargo, en la película dirigida por Francis Lawrence y con guion de JT Mollner se reduce el contexto político a un cartel inicial, mientras que los dilemas éticos y morales de los personajes se expresan en largas conversaciones durante el viaje que devienen en peleas o signos de camaradería. La película, en consecuencia, se convierte en una suerte de versión simplificada, perdiendo gran parte de la profundidad que caracteriza la obra de King. Esta decisión lleva a que la caminata se torne interminable y monótona.
Sin esos elementos fundamentales, la película se transforma en una trama de tipo «contrarreloj», en la que, una vez activado el disparador inicial, no hay sorpresas que rompan la expectativa hasta el final. Este tipo de relato, aunque tensa la atención momentáneamente, también diluye la verosimilitud y acaba por volverse repetitivo y agotador. El desenlace con una pequeña vuelta de tuerca, no es suficiente para revitalizar una historia que, para entonces, se siente tan agotada como los propios caminantes.