
lunes 22 de septiembre de 2025
En los cines Trueba de San Sebastián, la tarde se cargó de emoción con la proyección de seis cortometrajes que competían por el Premio Loterías de cortometrajes con temática social, impulsado por el Festival de San Sebastián y la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE). Entre ellos, dos títulos lograron destacarse y llevarse el reconocimiento principal: Maruja, de Álvaro G. Company, y Medusas, de Iñaki Sánchez Arrieta.
El jurado estuvo presidido por Carmen Machi, acompañada por María Núñez, subdirectora de Comunicación de Loterías, y José Luis Rebordinos, director del festival. Tras la proyección, los tres participaron de la entrega de premios junto al presidente de Loterías, Jesús Huerta, en un acto que volvió a subrayar la alianza entre cine y conciencia social.
El primer premio, dotado con 10.000 euros, fue para Maruja, un retrato íntimo de una viuda de 80 años cuya rutina se ve sacudida por la llamada de una teleoperadora, abriendo una reflexión sobre la vulnerabilidad y la soledad en la vejez. El segundo premio, con 5.000 euros, recayó en Medusas, un relato que interpela sobre la llegada de migrantes a las costas españolas y la imposibilidad de vivir de espaldas a esa realidad.
Los otros finalistas fueron Campolivar (Alicia Moncholí Lueje), Cólera / Rage (José Luis Lázaro), Mi tía (Mikel Urretabizkaia) y Origami (Álvaro León), títulos que también pusieron el foco en problemáticas sociales como la violencia de género, la enfermedad y la desigualdad.
Más allá de la competencia, el objetivo del premio es claro: usar el cine como motor de debate y cambio social. Los temas que dominaron esta edición —soledad, migración, enfermedad y violencia— revelan una sensibilidad compartida entre cineastas y organizadores. Rebordinos celebró la “calidad cinematográfica y el compromiso” de los participantes, mientras que Huerta insistió en que “solo atendiendo a los colectivos más necesitados podemos avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria”.
Con esta segunda edición, el Premio Loterías se consolida como un espacio donde el cortometraje deja de ser solo una forma artística para convertirse también en una herramienta de concienciación y cohesión social.