
lunes 22 de septiembre de 2025
El documental López: el hombre que desapareció dos veces (2025), dirigida por Jorge Leandro Colás (Viedma, la capital que no fue, Los médicos de Nietzsche, La visita), se adentra en una de las fracturas más hondas de la historia reciente argentina: la doble desaparición de Jorge Julio López. El militante, secuestrado por la patota de Miguel Etchecolatz en 1976 y liberado en 1979, volvió a ser borrado de la esfera pública en 2006, el mismo día que debía presenciar los alegatos contra el represor. Su ausencia, nunca esclarecida, se transformó en una deuda pendiente de la democracia.
Escrito junto a Tomás De Leone, el film organiza un coro de voces que incluye a Rubén López, hijo del desaparecido; a las abogadas Guadalupe Godoy y Myriam Bregman; al juez Carlos Rozanski y al entonces gobernador bonaerense Felipe Solá, entre otros protagonistas del juicio de 2006. A estos testimonios se suman periodistas como Adriana Meyer y Luciana Rosende, que no solo reconstruyen los hechos sino que señalan las fisuras estructurales entre justicia, política y fuerzas de seguridad, responsables de la impunidad y el encubrimiento.
La obra de Colás trasciende la reconstrucción judicial para convertirse en registro de memoria y denuncia. Al documentar la desaparición en democracia de un testigo clave, el relato enlaza dos épocas: la represión de los años setenta y la persistencia de lógicas de ocultamiento y del poder residual de quienes integraron el aparato represivo.
Estrenado en un momento en que se reabren los debates sobre el sentido de la memoria, el documental cobra un valor adicional. El ascenso de discursos que relativizan los crímenes de la dictadura, como los que encarna Victoria Villarruel, reactualiza la urgencia de mantener vivo el caso. Porque preguntar por López no es solo reclamar por un hombre, sino exigir a la democracia que rinda cuentas ante su deuda más oscura.