
▲ La actriz francesa Juliette Binoche en el Festival de Cine de San Sebastián.Foto Afp
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oy se estrenó una de las tres representantes del país anfitrión en la competencia oficial. Los Tigres es el nuevo largometraje del prolífico sevillano Alberto Rodríguez, cuya mejor obra de lo que apenas le conozco es La isla mínima (2014), ese estupendo policial negro. El título se refiere a dos hermanos cercanos, Estrella (Bárbara Lennie) y Antonio (Antonio de la Torre), buzos profesionales que trabajan en diversas operaciones submarinas en el puerto de Huelva.
Si bien ella no se sumerge por problemas de un oído, Antonio hace la obra pesada para una barcaza. Sin embargo, a él lo aquejan males cardiacos que podrían significar el fin de sus actividades. Amenazado por su ex mujer de prohibirle ver a sus hijas porque no paga su sustento, el buzo decide dar un golpe ilegal y robar paquetes de cocaína ocultos en un barco extranjero.
Eso, como lo sabemos todos quienes hemos visto tantos thrillers versados en la venta amateur de droga, no rinde buenos dividendos. Pronto los hermanos se meten en honduras y son amenazados por quienes sí son profesionales en el contrabando y venta de cocaína.
Rodríguez filma con solvencia el entorno de esos obreros submarinos y crea una atmósfera de palpable peligro en cada inmersión. (Las secuencias de los buzos en acción tienen en sí un gran peso de verdad y el trabajo formal es impecable). No obstante, la película flaquea en su último tramo cuando todo parece estar perdido para nuestros protagonistas. Además, la relación casi incestuosa entre los hermanos no es explorada, pero su dinámica es la de una pareja casada.
Hoy concursaron también dos títulos franceses. Me perdí Deux pianos, de Arnaud Desplechin, por culpa del desfase horario. Pero sí vi Le cri des gardes ( Los gritos de los guardias), la más reciente realización de Claire Denis quien, a últimas fechas, parece haber perdido el rumbo con obras consternantes. (Ambos títulos se estrenaron previamente en el festival de Toronto).
Situada en África Occidental, locación que le ha servido a la cineasta para películas muy superiores, la historia se desenvuelve durante una noche en una obra de instalación de un oleoducto, a cargo del capataz Horn (Matt Dillon), quien espera la llegada de su joven esposa, Léonie (Mia McKenna-Bruce). Afuera de la valla un hombre negro llamado Alboury (Isacch de Bankolé) reclama al primero la devolución del cadáver de su hermano, muerto en un accidente ese mismo día. Todo indica que más bien fue asesinado por Cal (Tom Blyth), el otro hombre blanco de la obra.
Son ingredientes que prometen un drama de gran potencial. No obstante, Denis lo filma con una monotonía exasperante. El asunto está basado en una obra de teatro del prestigiado autor Bernard Marie-Koltès, y la directora no consigue disfrazar su raigambre por lo que el resultado se siente acartonado y tieso.
No podía faltar mi reporte del tiempo. Hasta hoy había imperado un agobiante calor veraniego, pero para mañana se anuncia un descenso en la temperatura por un frente frío, acompañado de lluvias. El festival casi nunca ha podido librarse de la lluvia y es parte de su atmósfera.
X: @walyder