
La irrupción de la directora mumbaikar Payal Kapadia ya había sido noticia en 2021 cuando con su opera prima, el documental Una noche sin saber nada, se alzó en el 74° Festival de Cine de Cannes, con el preciado galardón Ojo de Oro otorgado al mejor documental de manera transversal. Este premio creado en 2015 ha tenido entre sus ganadores a nombres como los de Patricio Guzmán, Agnes Varda y entre otros Eryk Rocha. El film nos muestra a una muchacha llamada “L” quien le escribe cartas a su amante ausente, mechando imágenes de las protestas estudiantiles de 2015 en Pune, India. Son estudiantes de la Escuela estatal de Cine que piden amor, paz y música (como en Woodstock) pero con huelga y resistencia. Estas revueltas estudiantiles son mostradas en blanco y negro que incluye escenas muy fuertes con represiones indiscriminadas por parte de la policía.
Cinco años después Payal retorna a Cannes, pero esta vez con un film de ficción (o más o menos) protagonizado por mujeres, ubicado en su Mumbai natal y en el poblado también costero de Ratnagiri, más al sur de la capital, en el mismo Estado de Maharashtra. La luz que imaginamos (2024) gana merecidamente el Gran Premio del Jurado en la edición número 77 del mítico evento galo.
A este galardón le siguieron una infinidad de premios en diferentes festivales y entidades internacionales. La lista es abrumadora como se demuestra aquí:
Premio RTVE Otra Mirada en el 72° Festival Internacional de Cine de San Sebastián (Guipúzcoa, País Vasco, 2024); Premio del Jurado Hugo de Plata en el 60° Festival Internacional de Cine de Chicago (Illinois, EUA, 2024), Gran Premio del Jurado Premios de Cine de Asia Pacífico (2024), Mejor largometraje internacional Premios Gotham 2024 (Nueva York, EUA), Premio del Público en el 14° FICUNAM (Ciudad de México, 2024), Mejor largometraje en el 45° Festival Internacional de Cine de Durban (Sudáfrica, 2024), Mención Especial al mejor film en el 47° Festival de Cine de Denver (Colorado, EUA), Ciervo Escita a la mejor película Internacional en el 53° Festival Internacional de Kiev de Cine Molodist (Ucrania, 2024), Premio Mind the Gap en el 47° Festival de Cine de Mill Valley (California, EUA, 2024), Mejor Film de ficción en el 13° Festival de Cine de Montclair (New Jersey, EUA, 2024), Premio del Jurado al mejor Film en el 19° Festival y Mercado de Cine de Tasveer (Seattle, Washington, EUA, 2024), 1º Premio Aruna Vasudev al mejor film del Asia Pacífico en el 31° Festival Internacional de Cine Asiático de Vesoul (Francia, 2025), Mejor película de los 18° Asian Films Awards (Hong Kong, marzo 2025),
Mejor film, mejor directora y Mejor Ensamble por la International Cinephile Society, Premio Amistad Femenina en la Pantalla por los Girls On Film Awards (Estados Unidos), y Mejor guión original por los Premios VHS (Brasil).
Payal Kapadia que nació en 1986 en Mumbai, Maharashtra, India, estudió en Rishi Valley en Andhra Pradesh y obtuvo una licenciatura en economía del St. Xavier’s College, Mumbai, además realizó una maestría de un año en Sophia College. Licenciada en Dirección Cinematográfica en el Instituto de Cine y Televisión de la India. A sus dos largos citados hay que sumarle sus cortometrajes –algunos premiados – como Watermelon, Fish and Half Ghost (2014), The Last Mango Before the Monsoon (2015), Afternoon Clouds (2017), And What Is the Summer Saying? (2018). Payal Kapadia estuvo nuevamente este año en el Festival de Cannes, pero esta vez como integrante del Gran Jurado junto a nombres como los de Juliette Binoche (como Presidenta), las también actrices Halle Berry y Alba Rohrwacher, y entre otros, los directores el surcoreano Hong Sangsoo y el méxicano Carlos Reygadas.
Ella es hoy, sin duda, la máxima figura cinematográfica de la India a nivel internacional y además es considerada una persona con un inquebrantable compromiso con la construcción de una sociedad progresista a través del poderoso medio del cine. Por ese motivo ha sido homenajeada en el último Festival Internacional de Cine de Kerala (IFFK), en la ciudad de Trivandrum, al sur de la India, con el Premio Espíritu del Cine. Su presencia en las salas donde participó causó verdadera conmoción. Filas y filas de seguidores, cuasi fanáticos, vivándola y queriendo sacarse selfies con ella. Además de presentar su film, Payal participó de un encuentro especial en el Cine Nila moderado por la directora del Departamento de Asuntos Culturales, Divya S. Iyer y por el sub director del IFFK, H. Shaji (Shaji Hamza), donde charló acerca de la evolución de su oficio, desde los documentales hasta los largometrajes, y destacó que los límites entre la ficción y la no ficción son muy difusos. “Por eso me fascinan –comentó la realizadora- las obras de José Luis Guerín (el gran documentalista barcelonés) las cuales me llevaron a experimentar con diferentes formas de narración”.
La Kapadia desecha el individualismo (como el nadie se salva solo…) y pregona el trabajo en conjunto. “El cine es un esfuerzo colaborativo, combinado”, sentencia con firmeza. Y se siente seriamente preocupada por el estado del cine independiente en la India. “Hay otras y otros directores como yo que hacemos estas películas y un público fiel que las va a ver pero hay pocos lugares donde proyectarlas. Lo que no es de marketing y comercial, tiene lugares restringidos”.
Pero indudablemente lo que más destaca ella misma de su obra y se ve reflejado intrínsecamente en esta emotiva y necesaria multipremiada película, es la cuestión sobre el empoderamiento de las mujeres a través del cine. Y así lo afirma: “El corazón de mi película, reside en la representación de tres mujeres que se abren camino en una ciudad desconocida, reflejando el papel a menudo invisible pero vital que desempeñan las mujeres en la sociedad”.
La mujer o las mujeres han sido siempre en su filmografía el eje de las historias tanto en sus cortos (con destacadas labores en la dirección de fotografía, iluminación, delicados paneos y ritmo pausado) como en sus dos largometrajes. “Nuestras vidas a menudo están gestionadas por mujeres, incluso en ausencia de hombres. Quería explorar la presencia inquietante de los hombres que las mujeres no quieren”. Pero hace hincapié en el hecho de que la narración trasciende el género, y recalca la importancia de la diversidad en todos los aspectos del cine.
Y en su visión del mundo femenino también engloba su postura frente al Sistema, al cual siempre ha confrontado, empezando en su primer documental donde reflejaba su lucha y protesta contra el Gobierno de la Unión durante su época como estudiante del Instituto de Cine y Televisión de la India. Y en este caso con las enfermeras malayalis en Mumbai: “En nuestra cultura, se espera que sigamos ciertas cosas, porque así es como, dicen, se deben hacer las cosas. Como por ejemplo que no hagamos películas porque nuestra forma de ser es estudiar ingeniería o medicina. O que nuestra forma de ser es casarnos a una determinada edad. Mi pregunta es por qué. Para mí, es la posibilidad. En un lugar en el que estás tan condicionado que piensas que solo hay una forma de hacer las cosas, que no puedes imaginar que haya otra, quiero decir que es posible, y que solo así se produce el cambio”.
Además de su talento de narradora y en defensa de las oportunidades y de las búsquedas de las mujeres, otra característica que sobresale –gratamente- de esta directora y ya en el plano del trato con los demás, es su inagotable sonrisa. Siempre dispuesta a estrechar la mano, reírse sin censura, al abrazo y estar siempre contenta, más allá de las coyunturas. Aunque sus pensamientos y sentires, posturas y análisis sean siempre directos, serios y definitivos; su semblante y su expresión están siempre unidos a la risa y la alegría. Y es además una defensora de la necesidad del ocio, del tiempo para uno mismo. Rememorando sin duda esa utópica genialidad de René Clair, Para nosotros la libertad (1931). “En una ciudad como Mumbai no hay tiempo para la gente, especialmente para aquellos que tienen trabajos difíciles como el de enfermera. Nos hacen creer que es algo bueno, pero yo no estoy de acuerdo. La gente merece tener tiempo libre, tiempo para sí misma. Quería que mis personajes se tomaran un descanso y se fueran a algún sitio”, afirmo al respecto. Frente a la vertiginosa vida en Mumbai, sus mujeres necesitaban un espacio de liberación y ese contraste entre lo urbano y lo rural: “Quería dar a mis personajes un momento para respirar”.