
A fines de los años noventa, Steve (Cillian Murphy) dirige Stanton Wood Manor, una escuela para adolescentes problemáticos, catalogada de progresista por algunos y de costoso basurero humano, por otros (al costo de treinta mil libras por alumno al año), en la cual todos los residentes desean asesinarse entre sí. Cuando un grupo de reporteros llega a la institución, equipados con cámaras, para entrevistar a los alumnos, le preguntan a uno de ellos, de apodo Shy (Jay Lycurgo), que se defina a sí mismo en tres palabras, este contesta: “deprimido, enojado y aburrido”, a diferencia del resto de sus compañeros, que se consideran sexys, carismáticos o exitosos con las mujeres. Shy parece ser el único que guarda esperanzas, ya que aspira a ser CEO de una disquera, la Atomic Bass Recordings, especializada en drum and bass y se interesa en ciencias. El guion de Steve (2025), escrito por Max Porter, es una adaptación de su propia novela, Shy que, en la película, cambia el nombre de un protagonista por otro, acentuando la identificación entre ambos.
Filmada cámara en mano, la película permite acceder al interior atormentado de los personajes a través de las entrevistas que los reporteros le hacen a cada uno, mediante una técnica que, de otra manera, nos sería menos accesible. Por ejemplo, Amanda (Tracey Ullman) la directora adjunta, confiesa ante la cámara que su trabajo radica en ser parte celadora, parte enfermera, parte soldado y parte mamá, contrastando su cruda sinceridad con el testimonio de los residentes, que exaltan la noción que tienen de sí mismos para ocultar sus debilidades.
Cuando la noticia de que el predio, que incluye el edificio clásico que sirve de escuela, ha sido vendido, Steve se derrumba. La visita de Sir Hugh Montague-Powell (“pronúnciese poul”) (Roger Allam), el representante parlamentario para la escuela en Westminster resulta un desastre, cuando Shy llama idiota al parlamentario, adivinando su hipocresía, y no contribuye en nada para salvar el destino de unos chicos que, dolorosamente, parecen condenados a la auto extinción. Es inevitable que el espectador se ponga de lado de los alumnos, pero también es inevitable que sienta una pena profunda por unos seres que hacen todo lo posible por evitar mejorar, destruyéndose mutuamente en el proceso.
Durante la entrevista, la reportera le pregunta a Shy: “Si el Shy de 1996 conociera al Shy de 1990, ¿qué le diría?”, él responde, “Con usted no puedo ser sincero. Es que lo odio. Me… me odio muchas veces. Estaba obsesionado con la marihuana y los maricones y el licor de limón y el ron. Quería estar borracho siempre y molestar a mi mamá y a mi padrastro. Y le hice daño a un niño. Lo lastimé. Y apuñalé a mi padrastro. Sólo le corté el dedo”. “Si tus maestros te describieran en tres palabras ¿Cuáles crees que usarían?” “Es lo que intento decir. De un día a otro puede ser diferente. A veces dirían que soy gracioso, simpático, relajado y al otro día dirían que estoy deprimido y soy rebelde. Molesto”. “A mí me da la impresión de que eres sensible e inteligente si no te molesta que te lo diga”.
Shy se interesa por la geología y paleontología, como se demuestra cuando los reporteros, contraviniendo a Steve, irrumpen en las habitaciones de los alumnos, y en la de Shy encuentran una mochila llena de piedras, o cuando es el único en responder a la pregunta de Steve sobre la naturaleza de las rocas de la región (formadas por miles de valvas fosilizadas). Pero una mochila cargada con rocas también podría servir para cualquier otra cosa. Una noche, Shy emprende camino al lago, con la mochila a la espalda, mientras Steve parece perder la cordura ante el destino incierto que les espera.
Conmovedora, violenta y reflexiva, Steve, no solo retrata la desesperanza de una generación atrapada entre el abandono y la rabia, sino que también desnuda la fragilidad de un sistema que prefiere administrar el caos antes que comprenderlo. La película deja claro que no hay redención fácil. Solo el eco de unas voces jóvenes que, entre la furia y la ternura, reclaman ser escuchadas antes de desaparecer.