
viernes 19 de septiembre de 2025
Bajo la dirección de Benjamin Kramme, Me muero ¿vienes? (Ich sterbe, kommst du?, 2025) retrata los últimos días de Nadine, una joven madre con cáncer terminal que, al internarse en un hospital para recibir cuidados paliativos, se enfrenta a la dolorosa distancia emocional con su hijo.
La película es, sin duda, un drama en toda su extensión, pero plantea situaciones realistas que merecen ser atendidas. Entre ellas, se exploran las diferentes formas de vincularse con la muerte, no solo desde la perspectiva de la persona afectada, sino también desde la de su entorno cercano. Esto incluye, por ejemplo, a un niño de cinco años que no logra comprender lo que realmente está sucediendo con su madre, mientras ella, a su vez, debe aceptar que su hijo no actúa por falta de empatía, sino porque aún se encuentra en un proceso que no le es natural ni esperable.
Nadine es la protagonista absoluta de la historia, que se narra enteramente a través de su experiencia. A medida que avanza la trama, las situaciones se van esclareciendo, y todos los personajes tienen algo que aprender: cómo sobrellevar la muerte, entendida como una parte intrínseca de la vida.
La película muestra diversas maneras de enfrentar este proceso, ya sea aceptando, negando, disfrutando de cada momento o generando expectativas que se sabe no se cumplirán. Sin embargo, todos comparten la certeza de que, cuando ya no queda nada más por hacer, lo único que se puede hacer es ocuparse de los que seguirán viviendo.
Desde una perspectiva institucional, también se abordan situaciones interesantes. Los empleados de las instituciones de salud deben convivir constantemente con la muerte, creando relaciones breves que pueden terminar en cualquier momento. Además, se plantea la decisión del Estado y de las aseguradoras médicas sobre quiénes son merecedores de cuidados paliativos en instituciones de excelencia.
Los golpes bajos son inevitables en este tipo de temáticas, aunque no sean buscados deliberadamente por el director. En una situación tan frágil, es imposible evitar el impacto emocional. La soberbia actuación de Jennifer Sabel —quien ha participado en El mensajero del miedo (The Manchurian Candidate, 2004) y Noé (Noah, 2014)— da vida al personaje de Nadine, aportando cuerpo y alma a una mujer que atraviesa sus últimos momentos, no solo en busca de compartir tiempo con su madre y sus hijos, sino también enfrentando el deterioro físico propio de una enfermedad terminal.