
Juan José Olivares
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de septiembre de 2025, p. 7
Robert Redford era “un adicto por la naturaleza”. Ese amor le llegó de una forma inesperada cuando tenía 11 años y había contraído poliomielitis; no fue un caso grave, pero significó semanas de reposo en cama, de la que pudo salir y hacer vida normal. Para recompensarlo su madre lo llevó al Parque Nacional Yosemite, donde quedó, como lo dijo en varias ocasiones, tan maravillado por la belleza del lugar que terminó trabajando allí durante tres veranos. “Me gusta escalar, caminar, escuchar los ríos o el silencio de los bosques, el cielo abierto, el paisaje extenso. Paraísos tan remotos que puedo mirar y no ver más que cielo y tierra. Lugares donde me siento feliz”, manifestaba el histrión.
Redford dejó ayer el plano físico en las montañas de Utah mientras dormía, mismas a las que llegó a vivir en 1961, cuando comenzó sus primeros esfuerzos por preservar el paisaje natural del oeste estadunidense. Decía que sus mayores intereses personales eran “el arte y la naturaleza”.
El chico de oro de Hollywood que se convirtió en un director ganador del Oscar, activista liberal por la naturaleza y un padrino del cine independiente, comenzó su periplo en el activismo ambiental en los años setenta tras filmar Dos hombres y un destino y experimentar en su propia piel la belleza y la fragilidad que ofrecía la zona donde se había grabado la película.
Cine independiente
En la locación iban a construir en el sitio la central eléctrica de carbón en la meseta de Kaiparowits y él “no podía aceptar esa idea”, y tras una batalla larga y polémica, él y los activistas la pararon. “Me veían como un forastero, un actor de Hollywood: ¿Qué sabe él? (del tema)”. Pero ahí despegó su combatividad ambiental.
El artista creó el Centro Redford, creyendo que “el cine es una de las herramientas más poderosas para cambiar la cultura, construir empatía, representar a las comunidades en primera línea y movilizar a las personas a la acción por nuestro medio ambiente. Durante más de 20 años, hemos producido y apoyado 150 películas y campañas como una de las pocas organizaciones sin fines de lucro en EU dedicadas exclusivamente a la realización de películas de impacto ambiental”.
Era un trabajo similar a la otra causa que defendió durante toda su vida: el apoyo al cine independiente. Afirmaba que “el medio ambiente sufría la falta de apoyo, conocimiento y sensibilidad, y el cine independiente de aquella época sufría lo mismo, estaba controlado por los grandes estudios que lo dominaban todo”.
Surgió así el Instituto Sundance como organización sin fines de lucro con el objetivo de apoyar a incipientes cineastas que no tuvieran acceso a las grandes producciones. Elegido el nombre por su personaje en el western Butch Casidy, fundó el instituto en Park City (Utah), al principio como centro educativo que ofrecía talleres a esos futuros cineastas, aunque a lo largo de los años fue creciendo y consolidándose.
“Recuerdo los laboratorios del Instituto Sudance, siempre les decía a los cineastas, antes de empezar a trabajar, dar un pequeño paseo al aire libre. Les decía: cuando camines, miren a su alrededor. Porque mucha gente camina mirando hacia delante, sin prestar mucha atención a lo que hay bajo sus pies.”
Pocos años después surgió el Festival de cine de Utah, que luego se llamaría Festival de Cine de Sundance en honor al instituto, encuentro por el que pasan las mejores producciones independientes en el mundo.
Movimiento ambientalista
Robert Redford se convirtió en el aguerrido activista de Hollywood y durante cinco décadas fue administrador del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales. En 2015 hizo un apasionado discurso en la Conferencia de Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático, donde mencionó, entre otros temas, que era “nuestra última oportunidad”. El actor se presentó esa ocasión como un “actor de profesión, pero como un activista por naturaleza”.
▲ Dustin Hoffman, los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward y Redford, en el estreno de Todos los hombres del presidente (1976). El actor en un balcón de una calle de Sundance. Sobre estas líneas, Barack Obama en la entrega la Medalla Presidencial de la Libertad, en 2016.Foto Ap
Su relación con Hollywood siempre fue buena, pero distante. “Supongo que influye el hecho de que nací en Los Ángeles, en Santa Mónica; que viví y crecí en un barrio trabajador, y que Hollywood nunca me pareció un lugar mágico. No fue mi sueño, como el de muchos otros”, comentó el actor en una entrevista con El País. “La fama llegó de forma inesperada. Empecé como todos, sentado en un banco junto a otros muchos esperando para poder hacer una audición por un papel que alguna vez conseguía, pero la mayoría de las veces no”. Sobre la etiqueta de sex symbol que llevará por siempre no se muestra muy a gusto. “Primero uno se siente tratado como un objeto, luego se comporta como un objeto y, finalmente, como no tengas cuidado, uno se convierte en un objeto”.
Condecorado
El ganador del Oscar asistió varias veces a la Casa Blanca y fue condecorado por dos presidentes: Bill Clinton y Barack Obama. ¿Cómo era su relación con la política?: en 1997, Bill Clinton le otorgó la Medalla de las Artes y en 2016 fue condecorado por Barack Obama con la Medalla Presidencial de la Libertad, la distinción civil más alta para un estadunidense.
Sin embargo, fue un retractor de Donald Trump. Redford llevaba años demostrando un abierto rechazo hacia la figura del magnate, a quien tachó públicamente de “dictatorial” en 2019.
Redford no dudaba en advertir el desastre que se avecinaría con Trump. “En lugar de una brújula moral en la Oficina Oval, hay un vacío moral. El presidente Donald Trump no creó todas nuestras divisiones como estadunidenses. Pero encontró todas nuestras grietas y las abrió de par. Estamos peligrosamente a la deriva. Cuatro años más acelerarían nuestra caída hacia la autocracia”, advertía el actor.
Sin embargo, ayer en una conferencia de prensa, Trump aseguró que “Redford tuvo una sucesión de años en los que no había nadie mejor. Hubo una época en la que era el más popular. Creo que era un grande”.
Una de las cintas en las que brilló fue Todos los hombres del presidente (1976), adaptación a la gran pantalla del libro de Bob Woodward y Carl Bernstein sobre el escándalo de Watergate. Redford fue quien compró los derechos del libro en 1974 por 450 mil dólares y quien se encargó de obtener la financiación de los estudios Warner Brothers con un presupuesto de 5 millones de dólares.
También era claro en su apoyo del periodismo comprometido. “Debido a mi papel en la película, algunos me han preguntado sobre las similitudes entre las circunstancias en 1972 y 2017. Hay muchas. La más importante es la necesidad de un medio libre e independiente que defienda nuestra democracia”, aseguraba en una entrevista.
En 2016, durante la ceremonia de entrega de la Medalla Presidencial de la Libertad, Obama lo llamó “uno de los conservacionistas más destacados de nuestra generación” por su labor en la preservación de los parques nacionales de Estados Unidos. “Su arte y activismo continúan dando forma al patrimonio cultural de nuestra nación”.