
Durante una entrevista reciente, Jenna Ortega fue consultada sobre la posibilidad de protagonizar una nueva versión de El Hombre Manos de Tijera, el clásico de 1990 dirigido por Tim Burton y producido por 20th Century Fox. La pregunta se centró en la idea de un posible spin-off que presentara una versión femenina del icónico Edward Scissorhands, papel que en su momento consagró a Johnny Depp.
La actriz, conocida por su papel en la serie Miércoles de Netflix y por títulos como Scream VI, respondió con sinceridad y claridad, destacando que, aunque celebra el avance de la representación femenina en Hollywood, no está de acuerdo con reinterpretaciones que simplemente invierten el género de un personaje ya existente.
“Me encanta que hoy en día haya muchas más protagonistas femeninas, creo que eso es muy especial, PERO deberíamos tener lo nuestro. No me gusta cuando es como un spin-off con el género invertido. Quiero ver a una mujer ruda original”, expresó Ortega, subrayando la necesidad de mayor creatividad y autenticidad en la creación de nuevos referentes femeninos en el cine.
Sus palabras rápidamente generaron debate en redes sociales, donde muchos usuarios coincidieron en que la inclusión no debería ser forzada ni limitada a modificar personajes clásicos, sino que debería fomentar la creación de figuras nuevas y potentes que conecten con las audiencias contemporáneas.
Debate sobre inclusión forzada y creatividad en Hollywood
El comentario de Ortega llega en un momento en que la industria cinematográfica ha sido cuestionada por optar en ocasiones por estrategias de “inclusión forzada”, que consisten en cambiar género, raza u orientación de personajes ya conocidos, en lugar de apostar por historias inéditas. Casos recientes en remakes o adaptaciones han dividido tanto a la crítica como al público, alimentando un debate sobre representatividad y autenticidad.
Para muchos especialistas, la visión de Jenna Ortega refleja una postura intermedia: apoyar la diversidad en pantalla, pero exigir que se dé a través de narrativas originales. De este modo, se busca evitar que las audiencias perciban estas decisiones como meras estrategias de mercadotecnia.
El clásico El Hombre Manos de Tijera (1990), con Johnny Depp y Winona Ryder, se convirtió en un símbolo de sensibilidad y marginalidad, consolidando a Tim Burton como un maestro del cine fantástico. Alterar su esencia con una versión invertida de género, según Ortega, podría diluir lo que lo hizo especial.
Con solo 22 años, Jenna Ortega se ha posicionado como una de las actrices más influyentes de su generación. Su autenticidad, tanto en pantalla como fuera de ella, la ha convertido en un referente para millones de jóvenes que valoran la representación honesta y sin artificios.
El futuro de Hollywood probablemente seguirá explorando fórmulas de inclusión, pero declaraciones como las de Ortega recuerdan que la verdadera innovación radica en crear personajes frescos y memorables que puedan convertirse en los nuevos íconos de la cultura popular.