
Este año, los Emmy han subrayado un fenómeno que la industria televisiva experimenta desde hace tiempo: el equilibrio entre el lujo del streaming y la eficiencia narrativa de la televisión tradicional. Apple TV+ y HBO Max compartieron el protagonismo, con siete estatuillas cada una, repartidas entre títulos de gran presupuesto como Separación y series más contenidas como Slow Horses o The Studio. El reparto de premios, lejos de concentrarse en unos pocos nombres, sugiere que la academia busca reflejar la diversidad de formatos y estrategias de producción actuales.
Apple TV+, a pesar de sus pérdidas millonarias y un alcance de audiencia que sigue lejos de Netflix, ha logrado una legitimidad crítica que podría transformarse en moneda de cambio cultural. Series como Separación o The Studio son ejemplos de que el prestigio puede no traducirse inmediatamente en rentabilidad, pero sí en influencia y reputación dentro de la industria. Por otra parte, la victoria de The Pitt como mejor drama del año evidencia que la televisión clásica sigue viva: episodios rodados con presupuestos moderados, localizaciones únicas y un ritmo semanal que recuerda a los grandes dramas médicos de la década de los noventa. La academia premia la eficacia narrativa y la constancia en el compromiso del espectador, más allá del brillo económico.
Las series incómodas y de alta tensión han tenido un papel destacado en esta edición. Adolescencia (Netflix) y The Pitt (HBO Max) son ejemplos de un cambio de sensibilidad: la audiencia busca historias que incomoden, que desafíen la comodidad narrativa y que presenten realidades crudas. La narrativa del plano secuencia, utilizada por Philip Barantini en Adolescencia, ha sido reconocida no solo por su técnica, sino también por su capacidad de transmitir la intensidad emocional de manera ininterrumpida. Este detalle subraya que los Emmy valoran cada vez más la innovación formal dentro de un relato que conecte con la experiencia del espectador.
Sin embargo, no todos los favoritos han salido reforzados. The Bear, que en 2024 acaparó elogios y premios, se quedó este año sin reconocimiento, mientras que The White Lotus solo recibió un galardón a la banda sonora. Esta constatación revela que los Emmy también siguen las dinámicas del ciclo mediático: ninguna serie puede sostener un reinado eterno, y la crítica se mueve hacia nuevas apuestas, a menudo premiando la frescura sobre la consolidación de la fama.
Un elemento notable de la gala es la reivindicación de figuras como Stephen Colbert, cuya ovación demuestra que el espectáculo televisivo también valora el contexto cultural y la trayectoria personal, más allá de la producción formal. El humor, la ironía y la crítica social siguen teniendo cabida, y los Emmy actúan como un barómetro del zeitgeist televisivo estadounidense.

Por otra parte, el ocaso de la televisión en abierto es cada vez más evidente. Ni Kathy Bates por Matlock ni otros títulos emitidos por canales tradicionales consiguieron estatuillas. La ficción de prime time en abierto se reduce progresivamente, dejando espacio al streaming, que no solo produce más contenido, sino que también controla la narrativa de prestigio, los algoritmos de recomendación y la conversación mediática. España y otros mercados europeos observan este fenómeno con atención: la centralidad de Netflix, HBO Max o Apple TV+ en el ecosistema global deja a la televisión lineal cada vez más como un espectador periférico de su propia industria.
Finalmente, la edición de 2025 subraya que los Emmy siguen siendo útiles como escaparate, pero también como indicador de tendencias: el público valora historias intensas, técnicas narrativas arriesgadas y una televisión que combine el lujo con la eficacia. Los perdedores, como Separación en algunas categorías o The Bear, no son necesariamente fracasos artísticos, sino víctimas del cambio constante en la mirada crítica de la industria y del espectador. En este escenario, la televisión no solo se mide por premios o audiencias, sino por su capacidad de adaptarse, innovar y, sobre todo, incomodar. @mundiario