
La película surcoreana Parásitos (Gisaengchung, 2019), dirigida por Bong Joon-ho, se ha convertido en un fenómeno global que redefine el cine contemporáneo. La cinta no solo ha sido aclamada por la crítica, sino que también hizo historia al ser la primera película en lengua no inglesa en ganar el Oscar a Mejor Película en la 92ª edición de los Premios de la Academia celebrada el 9 de febrero de 2020. Además, Bong Joon-ho recibió el Oscar a Mejor Director, mientras que él y Han Jin-won ganaron Mejor Guion Original, y la película fue reconocida como Mejor Película Internacional (oscars.org).
La historia de Parásitos explora la desigualdad social y las tensiones de clase en Corea del Sur a través de la familia Kim, un grupo humilde que se infiltra en la vida de la adinerada familia Park. La narrativa comienza con una comedia ligera, mostrando cómo los Kim logran colocarse en la casa de los Park, y evoluciona gradualmente hacia un thriller oscuro, lleno de tensión y giros inesperados. Esta transición de tono demuestra la maestría de Bong Joon-ho al combinar géneros y mantener la narrativa atractiva y sorprendente para la audiencia.
Innovación cinematográfica y crítica social
La película destaca no solo por su narrativa, sino también por su innovación cinematográfica. La dirección de Bong Joon-ho combina elementos de sátira, thriller y comedia negra, creando una experiencia envolvente que mantiene al espectador en constante tensión. La cinematografía, a cargo de Hong Kyung-pyo, y el diseño de producción destacan la diferencia de clases a través de los espacios: la casa de los Park refleja lujo y amplitud, mientras que el apartamento de los Kim transmite hacinamiento y precariedad. Cada plano y composición visual refuerza la crítica social que subyace a la historia.
Las actuaciones son igualmente memorables. Song Kang-ho, como el patriarca Kim, ofrece un retrato convincente de la astucia y la vulnerabilidad de su personaje. Choi Woo-shik y Park So-dam complementan con actuaciones que equilibran humor y tensión, generando empatía y complicidad con la audiencia. La combinación de un guion sólido, actuaciones excepcionales y una dirección precisa consolidan a Parásitos como un ejemplo de cine de calidad universal.

La película no solo obtuvo éxito crítico, sino que también fue un fenómeno comercial, recaudando más de 258 millones de dólares a nivel mundial. Este logro demuestra que el cine internacional puede superar barreras culturales y lingüísticas, conectando con audiencias de todo el mundo. Su triunfo en los Oscar abrió la puerta para un mayor reconocimiento del cine no anglosajón y consolidó a Bong Joon-ho como uno de los directores más importantes de la actualidad.
En definitiva, Parásitos es mucho más que una película: es un hito en la historia del cine. Su combinación de crítica social, narrativa ingeniosa y ejecución técnica impecable la convierte en un referente obligatorio para cinéfilos y críticos. Ganar cuatro premios Oscar, incluido el de Mejor Película, confirma que las historias bien contadas, independientemente del idioma, pueden resonar en todo el mundo y dejar una marca imborrable en la historia cinematográfica.