
Chris Evans y Anya Taylor-Joy se enfrentaron a un reto poco común en el rodaje de Sacrifice: iniciar sus jornadas subiendo a pie las laderas de un volcán en Santorini. Más allá de las imponentes vistas, la producción los llevó a filmar en cavernas y paisajes extremos de Grecia y Bulgaria durante diez intensas semanas.
Dirigida por Romain Gavras (Athena) y coescrita junto a Will Arbery (Succession), la cinta es una sátira mordaz sobre la fama, la riqueza y el fanatismo. Evans interpreta a una estrella de cine en crisis existencial que es elegida por el personaje de Taylor-Joy, una carismática líder de culto, para ser sacrificado y evitar la erupción de un volcán.
La película, que tuvo su estreno mundial en el Festival de Toronto, combina escenas de acción con un humor absurdo y un trasfondo filosófico. El elenco incluye a Vincent Cassel y Salma Hayek Pinault como anfitriones de una gala ecológica, John Malkovich, Sam Richardson, Jonatan “Yung Lean” Leandoer, y hasta Charli XCX y Ambika Mod, quienes aparecen como “Madre Naturaleza” e “Hija Naturaleza” interpretando un himno climático interrumpido violentamente por los radicales.
Retos para Evans
Para Evans, el proyecto significó una oportunidad de explorar un papel más personal, lejos de los superhéroes que marcaron su carrera. Taylor-Joy, por su parte, lo describe como una vía de escape para sus propias ansiedades sobre el cambio climático.
En palabras de Evans, Sacrifice funciona como un test de Rorschach: “Cada espectador verá algo distinto. Para mí, el volcán representa transformación, libertad y el fin del ego”.
Ambos actores, que también fungieron como productores ejecutivos, aseguran que la experiencia los transformó. “Es de esas películas que te cambian el alma”, resume Evans. @mundiario