
El cineasta estadounidense Jim Jarmusch ha recibido este sábado el León de Oro de la 82ª edición del Festival de Venecia por Father Mother Sister Brother, un tríptico íntimo y minimalista sobre la familia que confirma el estilo inconfundible del autor de Paterson y Dead Man. A sus 72 años, Jarmusch alcanza el mayor reconocimiento de su carrera con una obra que recurre a la ironía, el silencio y la poesía visual para retratar la complejidad de padres, madres y hermanos.
El triunfo del director neoyorquino pone de acuerdo a crítica y jurado en una edición marcada por la carga política de sus competidores. De hecho, el Gran Premio del Jurado fue para La voz de Hind, de la tunecina Kaouther Ben Hania, considerada por muchos como la auténtica película del festival. El filme reconstruye el asesinato de Hind Rajab, una niña palestina de seis años abatida por el ejército israelí en Gaza el 29 de enero de 2024.
El impacto político de La voz de Hind
La cinta de Ben Hania, que utiliza la voz real de la pequeña registrada en los audios de emergencia de la Media Luna Roja, convirtió la gala de clausura en un acto de denuncia internacional. “Esto no va solo de memoria, sino de urgencia”, afirmó la directora, que dedicó el premio “a quienes arriesgan sus vidas por salvar otras en Gaza”. El auditorio ovacionó en pie un discurso que subrayó la dimensión política del cine como herramienta de memoria y resistencia.
El testimonio de Hind Rajab, suplicando ayuda desde el interior de un vehículo tiroteado, ha pasado a convertirse en símbolo de la devastación humanitaria en la Franja. El reconocimiento en Venecia otorga a la película una visibilidad internacional que podría marcar el rumbo de la temporada de premios.
Jarmusch: la independencia como bandera
El León de Oro a Jarmusch supone también una reivindicación de un autor que siempre se ha mantenido al margen de Hollywood. “El arte no tiene que ocuparse de política directamente para ser político”, declaró el cineasta en un discurso tan lacónico como emotivo. Father Mother Sister Brother se estructura en tres capítulos que exploran afectos, rencores y silencios familiares, con un lenguaje visual austero que confirma su apuesta por la independencia creativa.
Pese a haber conquistado Cannes en varias ocasiones, el cineasta nunca había logrado un reconocimiento de esta magnitud. Su victoria, en contraste con la dureza política de otros títulos, refuerza la diversidad estética y temática de la Mostra.
Un palmarés con sorpresas
Entre los premios destacados, el estadounidense Benny Safdie obtuvo el galardón a mejor dirección por The Smashing Machine, una biografía sobre el luchador de artes marciales mixtas Mark Kerr. La decisión ha generado debate, al imponerse a veteranos como Kathryn Bigelow, Yorgos Lanthimos o Park Chan-wook.
El veterano Toni Servillo fue distinguido con la Copa Volpi al mejor actor por La gracia, de Paolo Sorrentino, en la que interpreta a un presidente italiano atrapado entre la seriedad institucional y el recuerdo de un amor perdido. En su discurso, el intérprete dedicó palabras de apoyo a la flotilla civil rumbo a Gaza, reforzando el tono político de la ceremonia.
La mejor actriz fue Xin Zhilei por The Sun Rises on Us All, mientras que el premio al mejor guion recayó en Valérie Donzelli y Gilles Marchand por À pied d’oeuvre. La Copa Marcello Mastroianni a la mejor intérprete emergente fue para Luna Wedler por Silent Friend.
El documentalista Gianfranco Rosi obtuvo una mención especial con Sotto le nuvole, mientras que el apartado Horizontes premió a En el camino, del mexicano David Pablos, y a Hiedra, de la ecuatoriana Ana Cristina Barragán, en guion.
La 82ª Mostra de Venecia quedará marcada no solo por el triunfo de Jarmusch, sino por el eco político de La voz de Hind. En un festival donde cada edición refleja tanto las tendencias estéticas como los conflictos de su tiempo, el contraste entre la intimidad familiar de Jarmusch y la denuncia descarnada de Ben Hania ha dibujado la compleja identidad del cine contemporáneo: un espacio de arte, memoria y resistencia frente a la barbarie. @mundiario