
sábado 06 de septiembre de 2025
Del cielo al infierno (Highest 2 Lowest, 2025) está basada en el libro de Evan Hunter y en el film El infierno del odio (High and Low,1963) del maestro japonés Akira Kurosawa. Sin embargo, Spike Lee realiza una reinterpretación exquisita de aquella historia, actualizándose a los tiempos de las redes sociales, la inteligencia artificial y los valores sociales distorsionados.
Spike Lee es uno de esos directores que, en tiempos de oscuridad social, logra sus obras más memorables. No es casualidad: para él, la adversidad es una oportunidad para la creatividad, la imaginación y, sobre todo, para entender el cine como una herramienta para transformar la realidad. Lo demostró con Haz lo correcto (Do the Right Thing, 1989) durante la era de Bush padre, con La hora 25 (25th Hour, 2002) en la administración de Bush hijo, con El infiltrado del Klan (BlacKkKlansman, 2018) durante el primer mandato de Trump, y ahora regresa con Del cielo al infierno, un policial que desliza, sin subrayar, muchos de los problemas que atraviesan nuestras sociedades.
Las redes sociales como vidriera del mundo, el dinero como único símbolo de poder, la necesidad de llamar la atención a cualquier costo para lograr reconocimiento: estas son algunas de las problemáticas que atraviesan el film.
David King (Denzel Washington) es un magnate de la industria musical en Nueva York. Está a punto de cerrar un negocio arriesgado: vender su compañía o recuperar el control total sobre ella. Pero justo antes de concretarlo, su ahijado es secuestrado y debe pagar una suma millonaria para salvarlo. Entonces surge el dilema: ¿arriesgar su fortuna por el hijo de su amigo y empleado (Jeffrey Wright), o proteger su imperio? La película presenta decisiones límite que marcarán al protagonista para siempre. En medio del drama, imágenes viralizadas en redes sociales magnifican el caso, complicando el accionar de la policía y exponiendo la fragilidad del sistema.
Del cielo al infierno demuestra la fuerza de la narración clásica para contar una gran historia, plantear dilemas éticos y construir un discurso potente a través del relato. La película funciona en todos los niveles: una banda sonora excepcional de Howard Drossin y ASAP Rocky, planos que rinden homenaje a la ciudad de Nueva York, tensiones raciales entre blancos, negros y latinos, y un montaje dinámico que permite conocer a fondo a los personajes y sus matices.
Y qué decir de las actuaciones. Denzel Washington, que vuelve a trabajar con Lee por quinta vez, demuestra que es mejor actor cuando su personaje esconde un lado oscuro (no por nada ganó el Oscar por Día de entrenamiento). Pero quien realmente deslumbra es Jeffrey Wright (Ficción estadounidense), interpretando a un hombre que mantiene la dignidad mientras enfrenta el hostigamiento policial con los dientes apretados.
Del cielo al infierno es una de esas películas que confirman la maestría de cineastas como Spike Lee. Su conocimiento cinematográfico abarca desde las referencias a Kurosawa hasta los músicos que definieron el alma de Nueva York. El homenaje a Eddie Palmieri Salsa Orchestra es un pequeño guiño dentro de una obra que celebra la música como esencia de la ciudad.
El poder de esta película reside en su capacidad para combinar géneros, intercalar problemáticas sociales sin perder el hilo narrativo y volver a las bases para construir un relato profundamente contemporáneo. Una película simple y enorme, de esas que ya no se hacen. El poder del cine, en toda su extensión.