
▲ El cantante chileno durante su presentación en el recinto de Donceles.Foto cortesía de Aron Patricio Díaz
Ana Mónica Rodríguez
Periódico La Jornada
Viernes 5 de septiembre de 2025, p. 8
En el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, Beto Cuevas, una de las figuras más icónicas del rock en español y ganador de múltiples Grammy latino, generó una atmósfera casi mágica, con un concierto acústico-íntimo, donde las emociones se conectaron y se dejaron llevar por el poderío de un repertorio que es soundtrack de varias generaciones.
El cantante y compositor nacido en Santiago de Chile, quien agotó la taquilla del inmueble en el Centro Histórico, la noche del miércoles, cautivó a sus seguidores, de todas edades, con un espectáculo donde entretejió temas pasados y actuales, cobijados con los inigualables sonidos del violín, el chelo, la batería, los teclados, el bajo y las guitarras.
Impacto visual
A la par, el juego lumínico, ofreció el impacto visual, el cual fue marco para que Cuevas luciera su experiencia vocal y escénica, atrapando, de manera sutil, las conciencias que guió hacia un viaje íntimo, sensorial, musical y de armoniosa convivencia. La música fue bálsamo en una noche irrepetible e inusual en la caótica Ciudad de México.
“Si bien este es un formato acústico, igual hay una impronta de rock, porque éste lo llevo en el corazón y, contrariamente a lo que muchos piensan, el rock no ha muerto”, afirmó el vocalista quien cumplirá 58 años el 12 de septiembre.
La inconfundible, amistosa y serena voz del músico, quien se encuentra de gira con este espectáculo y trae bajo el brazo la edición especial en vinilo de la producción Beto Cuevas Acústico, se escuchó vibrante cuando abrió el recital con La mitad, Día cero y Vuelvo. No hizo falta más parafernalia, pues el ex líder de la banda chilena La Ley, recibió halagos y aplausos desde el inicio hasta finalizar el concierto, los cuales se escucharon desde varios puntos del emblemático recinto.
Nuevos talentos
Con su inseparable guitarra en mano, el chileno, de talante siempre amable y serena energía, continuó con los temas Paraíso e Intenta amar, tras lo cual expresó su agradecimiento a su fiel público: “¡Buenas noches! Esto significa para mí pagar una deuda, porque siento que desde hacía tiempo tenía que venir a presentarme en la capital mexicana, ya que han sido parte fundamental de mi crecimiento como artista, tanto como integrante de un grupo o como solista. Es un placer estar aquí”.
Luis Alberto Cuevas Olmedo, nombre real del cantante, retomó el hilo musical y continúo con Hombre, Animal, Aquí, Cielo market, Prisioneros y Fuera de mí.
“Los estaba observando mientras cantaba y hay mucha gente de mi generación; están sentaditos, bien portaditos, pero me gusta este lugar, donde uno puede sentarse, vivirlo, sin necesidad de tanta euforia, por lo menos en este formato acústico… si bien, este es un disco homenaje al famoso MTV Unplugged de La Ley, de 2001, tampoco quise que se pareciera demasiado para que no se dijera que intentaba copiar marcas, nada que ver. Esto es una anécdota de trivia”, expresó.
El también artista plástico, quien fue protagonista del musical Jesucristo Súper Estrella en 2019, enfatizó que busca difundir los nuevos talentos y por esa razón invitó a Javiera Flores, una potente voz femenina, así como a músicos egresados de la Escuela Superior de Música de Bellas Artes. “Yo también te amo y los amo a todos”, respondió el músico tras los gritos surgidos desde las butacas.
Correspondiendo la confianza, la joven cantante lo acompañó espectacular en los coros y junto con Cuevas interpretaron el nuevo sencillo Todo es perfecto, además de unir voces en las conocidas líricas de Mentira y El duelo. Hacia, el final el chileno la dejó sobre el escenario y ésta sedujo a la audiencia con una versión, casi sobrenatural, de Creep.
El periplo musical, terminaba con Krazyworld, pero Cuevas y los músicos regresaron al escenario y tras armoniosos acordes se escuchó la letra: “Con una lágrima de fe sobre tu piel, olvidé la grieta que dejó tu amor, pero ese instinto taurino de tu ser me obligó a azotarte tiernamente sin dolor, no te haces feliz, sin dolor, no te haces feliz, sin amor, no sufres más”. El público se levantó nuevamente de sus asientos y aunque se desistía de retirarse tuvo que hacerlo tras The corridor.
Para despedirse, Beto Cuevas tomó un bandera tricolor, la cual alzó ante sus seguidores que aplaudieron de pie. Agradeció nuevamente y se tomó la tradicional selfi con sus músicos y el público asistente al Esperanza Iris.
La noche Beto Cuevas en concierto, en su formato acústico, fue un remanso para cargar pila y olvidarse del trajín cotidiano, misma dosis que repetirá el 18 de noviembre en el mítico recinto de Donceles, en el Centro Histórico.