
miércoles 03 de septiembre de 2025
En la Medina de Tánger, ciudad que durante años estuvo bajo gestión española, un departamento de la calle Málaga se convierte en escenario de resistencia y pertenencia. Allí vive María Ángeles, interpretada por Carmen Maura, protagonista de Calle Málaga (2025), la nueva película de Maryam Touzani estrenada en el Festival de Venecia.
La cámara acompaña a esta mujer de casi ochenta años en su rutina diaria: el mercado, las charlas con los vecinos, el vaivén entre el árabe y el español. No es solo una residente; es un pilar de la comunidad. Su vida está marcada por la memoria de la ciudad y por un arraigo que se tambalea cuando su hija Clara (Marta Etura) regresa desde Madrid con la intención de vender el piso familiar. Lo que parece un trámite inmobiliario se convierte en un desarraigo profundo.
Tras un paso forzado por una residencia, María Ángeles regresa al hogar vacío y emprende un proceso de reconstrucción. Recupera muebles empeñados, restituye espacios y en ese camino conoce a Abslam (Ahmed Boulane), un anticuario con quien inicia una relación marcada por la intimidad y el deseo en la vejez. Touzani aborda este vínculo sin recurrir a la caricatura, mostrando el amor tardío con naturalidad y respeto.
La cineasta evita el melodrama y complejiza a Clara, su hija, quien aparece agobiada por sus circunstancias económicas más que como antagonista. La dinámica más reveladora, sin embargo, surge con la hermana Josefa, monja de clausura que escucha en silencio las confesiones más íntimas de María Ángeles, generando instantes de humor liberador.
La dirección construye un mosaico de la vida en Tánger con la fotografía de Virginie Surdej, que envuelve calles e interiores en una luz dorada. La canción Toda Una Vida, en la voz de María Dolores Pradera, funciona como leitmotiv, resignificándose a medida que la protagonista recupera autonomía.
Aunque algunos pasajes narrativos resultan previsibles y los personajes secundarios no alcanzan el mismo relieve, Calle Málaga se sostiene en la mirada honesta de Touzani y en la fuerza interpretativa de Carmen Maura. No es un drama sobre la pérdida, sino una celebración de la resiliencia y del derecho a elegir dónde y cómo vivir.